martes, 6 de octubre de 2009

ALFONSINA STORNI

Alfonsina Storni Martignoni, poeta argentina nacida en Suiza por mero accidente, ya que sus padres eran oriundos de Lugano, pero vivían en Argentina desde 1880. En 1891 volvieron a Suiza, donde nació Alfonsina, en un lugar llamado Sala Caprisca, el 29 de mayo de 1892. Aprendió a hablar en italiano y en 1896 vuelve toda la familia a la provincia argentina de San Juan, de allí son sus primeros recuerdos, según relata ella misma: "Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea". Desde 1901 la familia reside en Rosario, un próspero puerto del litoral. La madre, Paulina, pasó a ser la cabeza de familia, abrió un escuela que fracasó, después instalaron el "Café Suizo", cerca de la estación de tren, Alfonsina, con diez años, lavaba los platos y atendía las mesas, nuevo fracaso. Las mujeres de la casa trabajan como costureras y ella decide emplearse en una fábrica de gorras como obrera. En 1907 llega a Rosario la compañía teatral de Manuel Cordero y Alfonsina se va con ellos sustituyendo a una actriz que cayó enferma, recorriendo diversas ciudades de Argentina. Cuando vuelve a Rosario, su madre se ha casado y vive en otra ciudad, la poeta decide estudiar la carrera de maestra rural y recibe su título profesional, ganando una plaza de maestra. Hasta que en 1911 se instala en Buenos Aires, en su maleta traía pobre y escasa ropa unos libros de Rubén Dario y sus versos, así lo evoca su hijo Alejandro. El nacimiento de este el 12 de abril de 1912, nos define la actitud de esta mujer que se enfrenta sola a sus decisiones. Tuvo varios empleos y no sin grandes dificultades económicas logró publicar su primer libro "La inquietud del rosal". Estuvo vinculada a lo mejor del novecentismo, que entonces empezaba a declinar (Amado Nervo, José Enriqué Rodó, Julio Herrera...) Siguió frecuentando los círculos literarios y artísticos de la época, en uno de ellos seguramente, conoció al escritor uruguayo Horacio Quiroga, cuando éste regresa a su casa de Misiones, le pide que se vaya con él, pero ella, indecisa, no lo acompaña. Conoce a la escritora chilena Gabriela Mistral, que quedó impresionada por su sencillez y sobriedad, así nos la describe: "Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura". El 20 de marzo de 1927 se estrena su obra de teatro, que despertaba las expectativas del público y de la crítica.
El día del estreno asistió el presidente Alvear con su esposa, Regina Pacini. Al día siguiente la crítica se ensañó con la obra, y a los tres días tuvo que bajar de cartel. El diario Crítica tituló «Alfonsina Storni dará al teatro nacional obras interesantes cuando la escena le revele nuevos e importantes secretos». La escritora se sintió muy dolida por su fracaso, y trató de explicarlo atribuyéndole la culpa al director y a los actores.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa. En 1928 viajó a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas. En 1932, publicó sus Dos farsas pirotécnicas: Cimbelina y Polixene y La cocinerita. Está tranquila, colabora en el diario Crítica y en La Nación; sus clases de teatro son la rutina diaria, y su rostro empieza a cambiar. Las canas cubren su cabeza y le dan un aire diferente.En 1931, el Intendente Municipal nombró a Alfonsina jurado y es la primera vez que ese nombramiento recae en una mujer. Alfonsina se alegra de que comiencen a ser reconocidas las virtudes que la mujer, esforzadamente, demuestra. «La civilización borra cada vez más las diferencias de sexo, porque levanta a hombre y mujer a seres pensantes y mezcla en aquel ápice lo que parecieran características propias de cada sexo y que no eran más que estados de insuficiencia mental. Como afirmación de esta limpia verdad, la Intendencia de Buenos Aires declara, en su ciudad, noble la condición femenina», afirma Alfonsina en un diario al referirse a su designación.En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires entre octubre de 1933 y febrero de 1934. Le dedicó un poema, «Retrato de García Lorca», publicado luego en Mundo de siete pozos (1934).
Un cáncer de mama la había sorprendido a sus 43 años, del que fue operada y contra el que peleó durante 3 años. Se cuenta que, atribulada por el dolor, el sábado 22 de octubre de 1938, una mujer de 46 años deambula por Buenos Aires hacia la estación de trenes, saca un billete de ida para Mar del Plata. Hacia la madrugada del día 25, Alfonsina abandona la habitación de hotel donde se aloja y se dirige a la escollera desde donde se arrojó al mar, aunque para la leyenda ha quedado una historia más poética que nos cuenta que caminando se adentró en el mar. Horas más tarde, dos jóvenes obreros que paseaban por la playa de La Perla, encontraron su cuerpo.
Alfonsina Storni tuvo un hijo sin padre conocido, escribió poesía erótica, fue obrera, amiga de Juana Ibarbouru y Gabriela Mistral y todo esto antes de 1938, así pues un pionera en la lucha por reivindicar a las mujeres en el puesto que deben tener en la sociedad. Una luchadora y una mujer valiente a la que no le importó enfrentarse a las convenciones de la conservadora sociedad de su época.
Antes de morir, escribió un poema que tituló Voy a dormir y lo mandó al diario La Nación, algunos versos de ese poema están en la canción "Alfonsina y el mar", compuesta por los argentinos Ariel Ramírez y Félix Luna y que apareció publicada por primera vez en 1969, interpretada por Mercedes Sosa, fallecida la semana pasada. Ramírez no conoció directamente a la poeta, pero ésta fue alumna de su padre, Zenón Ramírez, que contó a su hijo el drama de Storni. Influenciado por estos recuerdos y por la poesía de Storni, el pianista Ariel Ramírez compuso la música y Luna aportó la letra. Quién sabe cuántas versiones hay de “Alfonsina y el Mar”... desde la pieza fundacional en la voz de la ya mencionada Mercedes Sosa, la cantante y compositora cubana Ana María García, los argentinos Andrés Calamaro y Jairo, la cantante colombiana Shakira, el cantante español Miguel Bosé, la puertorriqueña Lucrecia Benítez, la cantante de jazz chilena Claudia Acuña, la intérprete griega Nana Mouskouri y la portuguesa Cristina Branco, de Mexico Manuel Mijares y Guadalupe Pineda, la nicaragüense Katia Cardenal, los tenores españoles José Carreras y Alfredo Kraus, Los Sabandeños con Yamila Cafrune (hija del cantante argentino Jorge Cafrune) y otros grupos como Los Panchos, Los Chalchaleros, Los Gauchos, Los Tucu Tucu, Mocedades, la española Paloma San Basilio, el cantante cubano Antonio Machín, las peruanas Tania Libertad y la soprano Jacqueline Terry, las venezolanas Mirta Castellanos y Eliana Cuevas, artistas como María Jiménez, Vicente Fernández, Lucho Gatica, Chabuca Granda, Alberto Cortez ... hasta el gran Mariachi Vargas, las Tunas de Deusto y Letras de Murcia y una extraña versión de Victor Jara. Esta es la versión de Los Sabandeños, acompañados por Yamila, para mí, una de las más conseguidas:

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