viernes, 18 de diciembre de 2009

CAZADOR BLANCO, CORAZÓN NEGRO

¿Cuantas veces el cine se ha retratado a sí mismo? No lo sé, como ya he dicho más de una vez, no llego ni a la categoría de buen aficionado, sino de simple espectador, pero supongo que a través de relatos sobre sus estrellas, contándonos cosas sobre el rodaje de ciertas películas, o a través de otros mil y un pretextos, han sido unas cuantas.
Esta podría ser una de esas pelis de cine dentro del cine, la historia que cuenta sí hubiera dado para ello, pero es mucho más que eso. A pesar de que vamos viendo aparecer a unos cuantos de los participantes en aquel film que se llamó La reina de África, disfrazados bajo nombres supuestos, claro, pero perfectamente reconocibles, al final, lo de menos es esa historia alrededor de los avatares cinematográficos y lo que nos queda son otras cosas.
El asunto sobre el que todo gira, es la verdadera obsesión que John Wilson (el nombre que toma en la película el director John Huston) tiene por cazar un elefante, como dice él, uno con los colmillos bien grandes. La historia, a grandes rasgos, es verídica, la podemos consultar en cualquier anecdotario sobre el cine y si alguna película dio para anécdotas y no todas edificantes, fue La reina de África.
El caso es que con este pretexto, Clint Eastwood tiene ante sí lo que se convierte en una de sus mejores interpretaciones. El retrato de un tipo egocéntrico, soberbio, frívolo, inconsciente, que no hace sino crear dificultades a quienes le rodean. No se pelea con el productor, no, porque él se cree por encima de todas las personas que están allí trabajando, es un genio, claro y todos deben estar a expensas de sus caprichos.
La crítica que hace del colonialismo; de los que aún "disculpan" a los nazis; el retrato autodestructivo del protagonista, que va adquiriendo un interesante giro a lo largo de la película; hacen de este, como queda enunciado, uno de los mejores trabajos de Eastwood, inversamente proporcional a la recaudación que obtuvo la película. Una vez más la eterna pregunta de qué es lo que quiere el espectador. Al final una película lamentablemente olvidada.
Al margen de esto, algo que yo me decía a mí mismo cuando acabé de verla: Es increible que con todo lo que pasó, fueran capaces de rodar una película tan entrañable como La reina de África. Cosas del cine.

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