miércoles, 2 de diciembre de 2009

JUBILADOS

Dicen que jubilado viene de júbilo, aunque ya se sabe que no siempre las palabras están acorde con su etimología.
Algunos no ven la hora de jubilarse y otros, sin embargo, lo miran como un problema: ¿Qué voy a hacer con tanto tiempo libre? ¡Dios mío!, lo que hay que oir algunas veces.
El otro día me encontré con un antiguo compañero y buen amigo que tenía esos miedos antes de jubilarse. Desde que pasó a esa, para mí, maravillosa vida, se fue a vivir a Toro, donde tenía una casa.
Le pregunté, claro, qué tal le iba y si se habían cumplido sus temores, o ya se había ido adaptando.
Hago lo que puedo, me contestó, los días que se presentan aburridos, mi mujer y yo, nos buscamos alguna diversión, algún modo de pasar el tiempo lo mejor posible. Por ejemplo, un día vinimos a Zamora a solucionar unos asuntos de papeleo y de paso a "echar la mañana" por aquí.
Salíamos del edificio de la Junta, en La Marina, camino de coger el coche, cuando vimos a un municipal que estaba con el talonario en la mano, ya sabes.
Bueno, yo le dije: Podría ser un poco más tolerante, total hemos estado sólo un ratillo de nada en ese edificio recabando información sobre unas posibles subvenciones, únicamente hemos estado lo imprescindible mientras nos han atendido.
El guardia me miró por encima del hombro y me dijo que me callara, entonces yo le llamé fascista y el tío, empezó a decir no sé qué de que además de mal aparcado estaba subido a la acera obstaculizando el paso y que me iba a poner otra multa.
Yo reaccioné diciéndole que siempre se aprovechan de los débiles y que con el poderoso no se atreven. ¿Y sabes lo que me dijo? Que las ruedas estaban desgastadas y que me multaba por eso también.
Cuando acabó de redactar multas, arrancó la moto y se fue.
Bueno, mi esposa y yo, nos quedamos allí y de repente nos miramos, nos encogimos de hombros y pensamos en lo que diría el pobre hombre cuando volviera al coche. Como ahora les han cambiado las matrículas y ya no están las letras de la provincia, nunca sabes si es de aquí o de otro lugar. Sí me fijé que tenía una pegatina en el borde de la matrícula, que ponía algo de un concesionario de León. Nos fuimos andandito a coger el coche de línea, para volver como habíamos venido. Ya se nos había pasado la mañana, nuestra mañana de jubilados.


Antes de que saquéis vuestras conclusiones sobre la historia, os hago una advertencia: Si estáis aburridos y decidís pasar el rato con algún jueguecillo como el de esta parejita de felices jubilados, pensadlo, porque lo más seguro es que si os metéis con un guardia faltándole al respeto, deje en paz al vehículo, para tomarla con vosotros y acusaros de desacato a la autoridad.

No creo que os vayáis de rositas como este amigo mío que no existe y que vivió una historia que no es real, al menos a mí no me consta que lo sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario