jueves, 25 de noviembre de 2010

MAESTRO




























Hace unos años me encontré con una antigua profesora de mi época del instituto, catedrática de Lengua y Literatura.
Tras los consabidos intercambios de parabienes y preguntas (hacía mucho que no nos veíamos), me dijo que para ella, ni profesora, ni catedrática, ni nada de esos apelativos que estaban muy bien, pero que a ella le hubiera gustado que la llamaran maestra.
Y es que esa palabra encierra tanto contenido y significado, que no me extraña que fuera su preferida para poner nombre a lo que ella había estado haciendo durante tantos años.
Lo que ocurre es que a veces, ese contenido o se vacía o pierde su significado primero.
Maestro no sólo es el que enseña, sino el que sabe enseñar y esto es precisamente lo más difícil. Igual que hay gente que tiene dotes para pintar, componer música, escribir o correr más que nadie, hay personas que tienen el don de enseñar, que saben transmitir.
Tienen cultura, o saben pintar, tocar un instrumento, cantar o jugar al baloncesto, claro que saben, pero seguramente no son los mejores, es más, casi nunca son los mejores o de los mejores, pero saben transmitir su conocimiento y hacer que otras personas que tienen esa predisposición, saquen lo mejor de sí mismas.
Todos tenemos el recuerdo de algún profesor que sabía mucho pero que era insoportable dando clase y de lo contrario, hombres y mujeres que hicieron que adoráramos tal o cual asignatura, porque sabían empaparnos del amor que ellos sentían por aquella materia.
Alguna vez oí esta historia, que seguramente será una leyenda:

El maestro de Demóstenes, el orador griego, era un orador mediocre. Alguien le dijo que cómo podía él ser un buen maestro de oratoria si no era capaz de dar un buen discurso. A esto, el maestro le contestó con la siguiente frase:

“La piedra de afilar, ¿corta?”


Y es que a veces se olvida uno de que afilar y cortar son cosas muy distintas.



9 comentarios:

  1. Qué buena anécdota! Me encanta.. y es cierto, yo por ejemplo le debo estar estudiando historia a las noches que pasé escuchando a Juan Antonio Cebrián, porque si por mis profesores fuera, ni de coña, no me transmitían nada. Un saludo :-)

    ResponderEliminar
  2. Me encanta está entrada,muy interesante como siempre. Creo que alguien nos había comentado algo de esto este año.

    Me toca la fibra sensible, y es que todos hemos tenido algún maestro, profesor o catedrático, al que recordamos con cariño. Y en general están poco valorados aunque depende de su "categoría". Deberíamos hacer como en el anuncio y llamarles para darles las gracias ahora que nos hemos dado cuenta de su valía.

    ResponderEliminar
  3. Hay gente que sabe hacernos amar aquello que ellos aman.

    ResponderEliminar
  4. El profesor es la parte más importante para que una asignatura nos llegue a interesar.
    Otra cosa es que estemos más predispuestos para unas que para otras, pero un buen profe, es como un premio que a veces, como tantas cosas en la vida, reconocemos demasiado tarde.

    ResponderEliminar
  5. El tratamiento de Maestro es le mejor título que se puede dar a quien se dedica a la enseñanza. Dice mucho más que catedrático o que profesor. No se porque los maestros tradicionales, se han empeñado en qu itarse el apelativo de maestro, por ese otro que en realidad no dice nada: Profesor de EGB. Renuncian voluntariamente al mejor tratamiento que se les puede dar.
    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  6. Una entrada enternecedora Trecce, y, que quieres que te diga, si hoy me gusta escribir y dibujar fue porque puso mucho empeño en ello mi profesora de preescolar: Doña Encarnita, que, por cierto no he vuelto a ver pero me encantaría, ya que ha sido de las mejores profesoras/res que he tenido, sino la que más.

    UN saludo

    ResponderEliminar
  7. Lo de profesor de EGB pasó a la historia, José Luis, los maestros, son maestros desde hace unos cuantos años, pertenecen al cuerpo de maestros.

    ResponderEliminar
  8. Es que no es maestro el que más sabe, sino el que mejor sabe transmitirnos sus conocimientos. Y en ese empeño, la paciencia, el cariño y la vocación, son muy importantes.
    Sin duda tu maestra tenía todo eso.

    ResponderEliminar
  9. Tengo una porra de futbol en mi blog, pasa y porrea.

    ResponderEliminar