domingo, 31 de julio de 2011

LOS GRITOS DEL SILENCIO

Curiosa la historia de este film que casi da para hacer otra película sobre las circunstancias que rodearon su rodaje, sobre alguno de sus personajes y los actores que los interpretan, sobre los apartados técnicos, la música...
Es una peli que a mí, particularmente, me deja un sabor bastante agridulce, reconozco, como no podía ser de otro modo, el esfuerzo y la ilusión que, sin duda, se pusieron en su preparación y rodaje, el espíritu que la anima, pero ¡qué quieren!, no me acaba de gustar, me parece que la primera mitad del film deja qué desear y que se desaprovecha, por un lado el elenco de actores que logra reunir, y por otro la historia en sí misma, que no logra transmitir más que una situación, el descontrol, la confusión que reinaba en Camboya durante los días previos a la toma del poder por los Jemeres Rojos. Quizá es que yo pienso que quiere enseñarnos algo más y no sabe hacerlo y resulta que lo que pretendía el realizador era sólo eso.

Sin embargo, la parte de la estancia del periodista camboyano en los campos de exterminio y su peripecia durante la huida, me parece que pone en valor todo el film, pero eso tarda en llegar muchos minutos que considero mal aprovechados.

Joffé tuvo a su disposición un reparto nada desdeñable, Sam Waterston, John Malkovich, Julian Sands y el hallazgo impagable de un actor no profesional: Haing S. Ngor. Éste consiguió el oscar al mejor secundario, algo que puede llamar la atención poderosamente, pero cuando conocemos la trayectoria vital de este hombre, entendemos buena parte de su magistral y convincente actuación.
Haing era un superviviente de los campos de exterminio, su historia es espeluznante (no más que la de los cientos de miles que por allí pasaron y muchos no salieron con vida de ellos) y lo que hace es revivir su propia vida y hacernos un regalo interpretativo, una lección viva de historia real.

La interpretación de Haing S. Ngor, es el soporte principal del film, después de que hayamos tenido que aguantar durante buena parte del film a un Sam Waterston que a mí se me llega a hacer desagradable, dando órdenes a diestro y siniestro, imagen del periodista occidental de periódico influyente que piensa que todo el mundo debe hacer lo que él desea por imposible que parezca y resulta que sus grandes éxitos informativos se deben a la pericia negociadora de su ayudante local, al que convierte casi en un mayordomo. Hay en esta relación una latente y oculta vivencia de tipo sexual, pero eso pueden ser visiones mías particulares.
Por otro lado, tenemos a un John Malkovich que parece que está perdido por allí, no porque lo haga mal, sino porque le toca lidiar con ese papel.
En el apartado musical, una partitura de un grande (Mike Oldfield), denostada no sólo por el publíco (en general) de la peli, sino por muchos entendidos que la ven como fuera de lugar y eso que el hombre se había estado documentando arduamente sobre el folclore camboyano y que cuando la tenía acabada, tuvo que reescribirla porque no gustaba al director, para, al final, acabar recomponiéndola porque se cambió el metraje. Resultado: Oldfield nunca más quiso saber nada de música para películas.

Así pues, un gran documento sobre el terror que imperó en la Camboya de Pol Pot y sus Jemeres Rojos, el mayor experimento de ideologización colectiva y esclavismo en bien del pensamiento único que ha conocido la historia y una primera parte del film bastante desigual. A pesar de ello, yo la recomiendo, sobre todo para quienes no conozcan este capítulo de la historia reciente y quieran aproximarse a él.



sábado, 30 de julio de 2011

PUBLICIDAD NEGATIVA






















Es de sobra conocido aquello de "que hablen de ti aunque sea mal"
Cualquier especialista en marketing sabe que no siempre la publicidad negativa es mala. Una mala crítica de un libro, de una película, de un producto cualquiera, afecta mucho en sentido negativo, cuando el destinatinario es alguien muy conocido, ya consagrado, para entendernos.
¿Qué ocurre cuando hablamos de un desconocido? Pues que es muy común que ese producto se venda, que mejore los resultados por el simple hecho de haber hablado de él. Después de un lapsus de tiempo, variable según personas y circunstancias, hay mucha gente que olvida que leyó algo negativo sobre tal o cual producto, pero no olvida que ha oído hablar de él y en un determinado momento, eso le impulsa a adquirirlo, así pues la crítica negativa ha beneficiado al producto por el simple hecho de hacerlo conocido.
En algunos aspectos de la vida, esa "fama" puede ser menos inocua. Todos conocemos casos de personas que están en la cresta de la ola gracias a críticas bastante negativas en general. Qué me decís de Belén Esteban, por poner el ejemplo más paradigmático del momento para los españoles.
Recuerdo que cuando Michael Jackson (que en gloria esté), anduvo metido en todos aquellos escándalos de pederastia, la venta de sus discos aumentó considerablemente.
Hay un caso bien cercano y que se repite en política de forma cíclica: BILDU. Es innegable que la coalición abertzale cuenta con muchos apoyos y que en circunstancias "normales", hubiera obtenido unos resultados que no siempre comprendemos desde otros lugares de España. Pero todo lo que precedió a su presencia en las elecciones, ha servido, a la postre, para engordar esos resultados que no hubieran sido tan brillantes de no existir esa publicidad negativa.
Los políticos conocen bien esas estrategias, se le llama victimismo. Si alguien te ataca, conviértete en víctima, el daño te lo han hecho ya, muchas veces con pruebas palpables, ahora trata de sacar el provecho que puedas y darle la vuelta a la tortilla, ya saben las frases típicas: "Es una persecución"; "Peor es lo que hicieron ellos"; etc. etc. Tenemos cierta tendencia a ponernos del lado de la víctima y estos "espabilados" tratan de hacernos creer que lo son y, saben, lo peor de todo es que hay gente tan tonta que se lo cree y salen ganando. Ahí tenemos todos esos casos inexplicables de quienes ganan de calle aún estando hasta el cuello de porquería: Gurtel, Faisán,...
Semos asin.


viernes, 29 de julio de 2011

BAJO EL FUEGO

Curioso film el de este director, Roger Spottiswoode, antiguo montador de alguna de las pelis de Peckinpah, sin duda la mejor de sus obras, para mi gusto, a pesar de que durante toda ella sentía dentro de mí que le faltaba algo.
El film es una clara denuncia sobre los manejos del EE.UU. en América Latina, sus juegos de quita y pon que, muchas veces, se les vuelven injustificables, porque estos títeres que sentaron en la poltrona a cambio de mantener sus influencias, se pasaron de la raya y ya no había manera de justificarlos ante el resto del mundo.
La acción se desarrolla en los días previos al derrocamiento de Anatasio "Tachito" (porque "Tacho" en realidad fue su padre) Somoza, por parte del Frente Sandinista.
El otro aspecto, es el retrato que hace de los corresponsales de guerra y su particular mundo, las relaciones con sus medios y con la realidad misma que les toca vivir.

Cuenta con un buen reparto de actores, algunos no muy conocidos ahora, pero que en su momento fueron auténticas estrellas, cual es el caso del francés Jean-Louis Trintignant, en un curioso papel de un espía un tanto peculiar, el único que sabe hacer un claro diagnóstico de lo que está ocurriendo y de todas las implicaciones que aquellos suscesos tiene; también nos encontramos a un Ed Harris en uno de sus primeros papeles, como mercenario amoral, dispuesto a hacer cualquier cosa por dinero. En los papeles protagonistas, una actriz, Joanna Cassidy, que no acabó de dar el salto al estrellato a pesar de sus cualidades y la pareja estelar Nick Nolte y Gene Hackman.
Además, la banda sonora está a cargo, nada menos que de Jerry Goldsmith y la fotografía dirigida por John Alcott, colaborador habitual de Kubrick (La naranja mecánica, El resplandor o Barry Lyndon).

A la peli le falta algo de alma, pero sin embargo logra hacer un retrato de muchos aspectos no demasiado tratados por el cine sobre esta figura del corresponsal gráfico: Los amores inconstantes, muchas veces entre compañeros (Nolte y Joanna Cassidy, después de que esta haya roto con otro periodista, el interpretado por Hackman); la implicación de estos en el conflicto que cubren (aquí toman claro partido por los rebeldes); los dilemas morales que se les plantean; los peligros sin cuento a los que se ven sometidos...
Hay una frase, al final de la peli, que resume el espíritu de la película, por si no estuviera ya bastante claro (que lo está). Uno de los periodistas es asesinado (literalmente) por una patrulla del ejercito somocista, al poco, los sandinistas toman Managua y una guerrillera le pregunta a Nolte si conocía al periodista asesinado, mientras la noticia está siendo difundida por la tele y se ve que ha causado honda conmoción en Norteamérica, él responde que sí, y ella le dice algo así como: Desde que comenzó la guerra, han muerto 50.000 nicaragüenses y su país no ha hecho nada; ahora que ha muerto un estadounidense parece que por fin se resolverá todo. Quizá debimos haber matado a un periodista norteamericano hace 50 años.

Hay dos cosas en la peli que te traen la realidad al recuerdo de manera ineludible. Una es cuando Nolte ve el cadaver del lider guerrillero Rafael, una especie de alter ego del Che Guevara, imposible no recordar las famosas instantáneas del cadaver del Che tomadas en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta, en Vallegrande, donde fue expuesto. En la película vemos una escena en la que hasta la pose del guerrillero muerto está literalmente copiada de esas instantáneas reales.
Otra, la historia de Bill Stewart, un reportero de 37 años de edad de la cadena ABC que el 20 de junio de 1979, regresaba al hotel Intercontinental junto con su traductor Juan Espinoza, el técnico de sonido Jim Cefalo y el cámara Jack Clark a bordo de un vehículo de prensa. Una patrulla de la Guardia Nacional les ordenó que pararan para identificarse. Stewart y el traductor se dirigieron hacia el militar que estaba al mando mientras los otros dos periodistas observaban camuflados la escena y empezaron a grabarla. Pese a llevar en la mano una bandera blanca y una acreditación de prensa oficial extendida por el gobierno nicaragüense, y a que insistió en que no hablaba español sino que era periodista norteamericano, el guardia le encañonó, empezó a insultarle y le obligó a ponerse de rodillas primero y a tumbarse después. En el suelo, le dio una patada y luego le asesinó de un tiro en la nuca. Espinoza también fue asesinado por los soldados. Los otros dos periodistas, horrorizados, huyeron del lugar y lograron llegar al hotel donde contaron lo ocurrido. Fue precisamente el corresponsal de la Agencia EFE Filadelfo Martínez, el primero en lanzar la noticia al mundo en forma de teletipo urgente. Poco después, Clark y Cefalo transmitían las imágenes de lo ocurrido desde la habitación 307 del Intercontinental. Fueron las más emitidas durante toda la jornada: El triunfo póstumo de un corresponsal de guerra.
Esa historia, es reproducida con ligeras variaciones, en el film.




jueves, 28 de julio de 2011

MESALINA

El nombre de Valeria Mesalina, esposa del emperador romano Claudio, va asociado al de una mujer depravada, de la que se cuentan cientos de historias que hacen que tengamos de ella una imagen de persona de vida licenciosa.
Es conocida la apuesta que hizo con la prosituta más famosa de Roma a fin de establecer quién de las dos mantenía más relaciones sexuales seguidas. Cuando había alcanzado el número de 200 (a saber cuántas, pues cada cual cita un número), la prostituta romana se rindió, mientras Mesalina le gritaba que regresase para finalizar la apuesta, pero la mujer se retiró diciendo: "Esta infeliz tiene entrañas de hierro"
Sin embargo no debemos creer al pie de la letra lo que dicen las fuentes. En historiografía se sabe que ni Suetonio, ni Juvenal, de quienes provienen muchas de estas historias, son fuentes demasiado fiables.
Ellos se basaron más de una vez en los llamados libelos infamantes. Se publicaban en forma de quaderna, cuadernillos de 4 hojas hechos con recortes de papiro. Bajo esa forma se publicaban horóscopos, cotilleos, recetas... una especie de prensa rosa de la época.
Muchas veces, los escritores de libelos aprovechaban la caída en desgracia de una persona para practicar una damnatio memoriae popular, de modo que se le atribuían atrocidades desmedidas para agradar al emperador y legitimar sus acciones.
En el caso de Mesalina confluyen varias razones como para que los autores de libelos quisieran quedar bien con el emperador a costa de difamarla, así que la historia real de esta mujer es más que dudosa.
Entre otras, Claudio problablemente se había fijado en la bellísima Agripina (conocida como Agripina la menor o Agripinila) y quería tomarla como esposa, cosa que no podía hacer si no se deshacía de Mesalina. Es posible que tuviera algún amante, pero también que se le imputara y de esa forma dar a Claudio motivo para condenarla. Pero es difícil creer que una emperatriz, siempre fuertemente custodiada por escoltas a las órdenes del emperador, visitara constantemente los burdeles de Roma sin que este lo supiera. De haber sido así, los hijos de Mesalina hubieran sido marginados inmediatamente por sospecha de falsa paternidad y nada de eso ocurrió, su hija, Octavia, se casó con Nerón, y Británico cayó en desgracia sólo después de la muerte de su madre y por maquinaciones en su contra de su madrastra que de este modo consiguió que Nerón, hijo de ella, fuera nombrado sucesor en detrimento de Británico.
Fuera como fuese, Claudio la acusó de bigamia, al haberse casado en secreto con un antiguo amante, el cónsul Cayo Silio y eso le costó la cabeza a Mesalina y la posteridad la recuerda como prototipo de mujer lujuriosa e inmoral.


miércoles, 27 de julio de 2011

EL OJO DE LA AGUJA

Basado en una novela exitosa de Ken Follet, Eye of the needle (alguna vez traducida en español como La isla de las tormentas) fue llevada a la pantalla bajo la dirección de Richard Marquand, con un guión de Stanley Mann, fotografía de Alan Hume y una correcta partitura del clásico Miklós Rózsa.
Nos narra la historia de un espía alemán infiltrado en la administración inglesa y la acción transcurre en los días previos al desembarco de Normandía.
La situación de este hombre se irá complicando al ser descubierto y emprender una frenética huida con la policía pisándole los talones, hasta las costas de Escocia donde un submarino alemán deberá recogerle. La trama se complica con una historia amorosa entre el protagonista y la mujer del matrimonio que habita en la Isla de las Tormentas.

Las interpretaciones de Donald Sutherland y Kate Nelligan, rayan a gran altura. Del primero nada voy a descubir que no sepamos y para ella supuso el lanzamiento de una carrera que la llevaría hasta Hollywood.
Aunque sabemos por anticipado cómo va a acabar todo, la peli logra mantener la intriga y como añadidura nos ofrece unos cuantos detalles, en cuanto al perfil de los personajes protagonistas, muy interesantes: La lucha entre enamoramiento (que no amor) y deber de ella y algunos aspectos de la personalidad del personaje de Sutherland, como son su pulcritud en los asesinatos, el cuidado por no dejar pistas y su animadversión a las armas de fuego.
Técnicamente, tiene alguna cosilla que chirría un poco, pero, por contra, muy buena la ambientación y la reconstrucción del ambiente de la época.

Una buena película de espionaje bélico, muy entretenida, con un buen ritmo, en general y unos personajes bastante creíbles y, por así decirlo, normales, alejados del estereotipo del superagente.




lunes, 25 de julio de 2011

GALLIPOLI

La película está estructurada en dos partes, en la primera se nos narra, con cierto aire costumbrista, la vida cotidiana de Archie, un joven australiano (Mark Lee), especialmente dotado para las carreras de velocidad, que ayudado por su tío, un amante del deporte, trata de desarrollar todo su potencial entrenando duramente a la vez que trabaja en el rancho de su padre.
En una carrera, disputa durante un festejo rural, traba amistad con uno de sus contrincantes, Frank (Mel Gibson), hasta el punto de que ambos deciden alistarse juntos en el ejército para combatir en Europa.
Al saberse que Archie no tiene más que 16 años, es rechazado y como todo su afán es ir a combatir contra los turcos y los alemanes, a instancias de Frank, decide ir hasta Perth, donde nadie le conoce. Por diversas circunstancias, el viaje en tren se ve truncado y comienzan una larga travesía por el desierto.
La segunda mitad del film es la parte bélica del mismo, donde se describe la estancia de los dos amigos en el campo de entrenamiento de Egipto y su posterior traslado a las playas de Gallipoli, donde participarán en la famosa batalla encuadrados en la caballeria ligera australiana.

El film cuenta con un magnífico trabajo de fotografía, a cargo de Russell Boyd, con impresionantes tomas del desierto y de la costa de la península de Gallipoli y una puesta en escena muy cuidada que nos transporta a esa época de principios del siglo pasado.

En todo momento, respiramos un aire intimista que trasciende a la propia historia. El sentimiento de amistad, el entusiasmo del joven Archie por servir a su patria en el frente de batalla, su alegría que contrasta con el pragmatismo de Frank, hacen que nos identifiquemos con él y con su vitalismo.

La banda sonora de la peli, a cargo de Brian May, cuenta con un experimento que puede parecer extravagante, cual es la inclusión en algunas tomas de fragmentos de Oxygene de Jean-Michel Jarre, que, sin embargo, quedan bastante bien, pero es sobre todo es con el Adagio de Albinoni, cuando alcanza los momentos más sublimes.

Muy cuidada en su elaboración, contada con mucho detalle visual, quien conozca la historia de lo que allí ocurrió, la verá magníficamente recreada en la película.
Aquello fue un verdadero desatre para las tropas de la ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) y aquí se nos narra con cierta sutileza que aleja a la peli de aquella otra que no podemos dejar de recordar por las similitudes en la toma de decisiones del mando y por lo absurdo del sacrifio de vidas humanas, me refiero a Senderos de gloria.
Y una escena final, que es de lo mejor que se ha rodado en el cine contemporáneo.



domingo, 24 de julio de 2011

JUANJO MENA

Juanjo Mena es actualmente uno de los directores españoles más reconocidos en el circuito internacional.
Recientemente ha sido nombrado Director Titular de la BBC Philharmonic Orchestra, una de las tres formaciones que tiene la BBC, al frente de la cual estará tres años. Aunque su trabajo comenzará en septiembre, ya debutó al frente de ella en los conocidos PROMS de Londres, uno de los festivales de música más prestigiosos del mundo, donde anteriormente sólo cuatro españoles han dirigido.
Por cierto, el programa de mano que se entregaba para el concierto, que tuvo lugar el pasado 22 de este mes de julio, en el emblemático Royal Albert Hall, incluía una entrevista de la periodista Helen Wallace, en la que, entre otras cosas, le preguntaba si se siente vasco o español. Mena, por supuesto, a estas alturas de su carrera, es un ciudadano del mundo, pero su respuesta ha sido que él se siente profundamente enraizado en vascongadas y que es español.
Que a estas alturas, una periodista tenga la idea brillante de hacer estas preguntas, es para concederle el nobel a la estupidez.
En fin, muchos éxitos a Juanjo, un tipo genial, excelente músico y mejor persona y que lleva el nombre de España y de sus País Vasco natal por todo el mundo y sin caer en trampas llenas de mala intención.


sábado, 23 de julio de 2011

DAS BOOT (EL SUBMARINO)

Más de tres horas de película cuya acción transcurre de manera casi íntegra a bordo de un submarino.
Si se conocen estas premisas, uno pensará con toda la razón del mundo que hay que armarse de santa paciencia para soportar una peli que se va a hacer interminable.
Y sin embargo, nada de eso. No voy a decir que el tiempo se pasa en un suspiro, porque no es cierto, precísamente eso es parte del guión, la vida a bordo, a veces, es lenta, pero con los antecedentes citados, al menos en mi caso, la peli no se hace larga y conseguir esto con tales mimbres, es un éxito, lo normal hubiera sido que se le fuera la mano al director y que acabáramos de submarino hasta el gorro.
Así que a quien le guste el género bélico y también a los amantes de las historias marineras, me permito animarles a que se sumerjan con la tripulación del U-96, van a vivir un viaje magnificamente narrado y van a conocer de primera mano cómo es la vida bajo el agua a bordo de uno de estos ingenios que tanta importancia han cobrado en los conflictos navales modernos.


Acompañada de una buena banda sonora y con unas actuaciones más que correctas, sobresaliendo la del capitán, interpretado por Jürgen Prochnow, la peli tiene una cuidada ambientación y un buen trabajo en la fotografía de interiores. Sin embargo, las escenas de exterior, bajan bastante de nivel y no acompañan en absoluto al conjunto, es como si fueran de otra película.


El film se basa en un libro del mismo título que fue todo un best seller, escrito por Lothar-Gunther Buchheim, cuyo alter ego tiene un papel principal en la película, como enviado de la armada para efectuar un reportaje sobre el submarino.
En realidad, en 1941, a Buchheim le asignaron una misión como corresponsal de guerra durante una patrulla de combate a bordo del submarino U-96, comandado por Heinrich Lehmann-Willenbrock. El propósito de la misión de Buchheim, que comenzó en octubre de ese año, fue hacer un registro fotográfico de la vida en un submarino durante un viaje de patrulla en el Atlántico. Con la ayuda de su cámara, Buchheim tomó más de 5 mil fotografías que sobrevivieron la guerra. Escribió una corta historia titulada Die Eichenlaubfahrt (La Patrulla de Hojas de Roble).


La película tiene algunas cosas que flojean y que hacen que se aleje de la sensación que nos queda cuando presenciamos una obra maestra.
Ya he comentado lo que bajan los planos de exterior en comparación a los interiores, puede parecer algo menor cuando el 90 por ciento del film está hecho dentro del submarino, pero es que hay dos escenas que son claves, la del principio y la del final, que están rodadas fuera del barco y, a mi parecer no están a la altura del resto.


El film, como otros, sobre todo posteriores, hechos en Alemania, es una especie de autolavado de culpas (como hacen los franceses con las pelis de maquis) y trata de separar al ejército, a los soldados, de lo que fue el partido nazi. Y en la escena inicial, que está bien en la parte que muestra lo que hace una tripulación de submarino el día antes de embarcarse, es decir, divertirse (en este caso en un prostíbulo que ofrece actuaciones musicales), emborracharse y estar con mujeres, algo entendible entre gente muy joven y que no sabe si va a volver a pisar tierra alguna vez, pero tiene un largo exordio antinazi que queda bastante forzado, es como si en la justificación llevaran el pecado, porque no se lo creen ni ellos.


La escena del final, bien traída en cuanto demuestra lo injusto e inútil de algunas acciones militares (como la vida misma, vamos), un reflejo de lo que tantas veces ocurre en la realidad, de gente que después haber salvado las situaciones más peligrosas, caen de la manera más tonta y cuando ya se creían a salvo. Sin embargo es totalmente previsible, por un lado y un tanto irreal por otro, vamos que también, aunque por otros motivos que la del inicio, se ve un tanto forzada.


Por lo demás, donde el film alcanza todo su valor, la verdadera categoría de gran película es en la vida a bordo.
Nunca antes (y no sé si después), se había visto la descripción tan detallada y tan bien hecha de lo que supone meter 50 hombres en un submarino para abordar una larga misión.
En primer lugar, está hecho con todo el detalle y se nota que Wolfgang Petersen (que también es el autor del guión), se documentó de forma concienzuda, incluso entrevistándose con gente que había servido a bordo de los submarinos alemanes. Todo está descrito y representado al detalle, la incomodidad, las estrecheces y falta de espacio, las peculiaridades de la convivencia sin intimidad...
Y en las escenas de combate, muy bien lograda la sensación de peligro, las tensiones, el miedo, incluso la cobardia.
Y ese algo tan importante en un barco en general y en un submarino en particular que es la comunión entre la tripulación y la embarcación, porque de la simbiosis de ambas partes depende la vida de quienes van a bordo y esa sensación de equipo y de tratar al barco como el nexo que les une a la vida, la logra transmitir de manera genial.


Veremos unos maravillosos travellings a lo largo del submarino que parecen increíbles por la estrechez del espacio; un sabio empleo de los silencios, tan importantes en un sumergible como las órdenes de viva voz cuando hay que tratar de pasar desapercibidos al sonar del enemigo y sentiremos el agobio del encierro, pero también el retrato de una camaradería y una convivencia que se hacen indispensables para sobrevivir en condiciones tan duras.
Es, para muchos aficionados, la mejor película de submarinos jamás rodada.

viernes, 22 de julio de 2011

TERRORISMO Y LIBERTAD

Acaba de producirse un atentado terrorista en Oslo. Aún no sabemos quién habrá sido, aunque ya hay hipótesis, Noruega pertenece a la OTAN y Al-Qaeda ya había amenazado.
Veremos a ver en qué acaba todo, veremos cuanto tardan las voces "conciliadoras" en condenar el atentado y añadir un "pero". Sí, pero hay que comprender al Islam... Sí, pero occidente también tiene su parte de culpa...
Ese "pero" es otra bala en el tambor de la pistola, no hay peros que valgan, hay muertos y heridos y, como casi siempre, personas que nada tienen que ver con todo el tejemaneje político.
De momento consiguen que Noruega, un país modélico, espejo para mirarse en logros de bienestar, justicia social, libertad, etc., se eche a temblar y parte de esas libertades que gozan sus ciudadanos se vean recortadas en aras de la seguridad, porque no hay verdadera libertad sin un mínimo de seguridad.
Sí, he dicho libertad, y es que nada hay más nefasto para los terroristas que una sociedad libre, y hasta que no nos demos cuenta de que lo que realmente persiguen es acabar con esas sociedades libres y sigamos poniendo "peros" a las condenas, siempre habrá alguien que, de buena fe, piense que quien mata indiscriminadamente tiene una razón y una disculpa. Esa es la victoria de los terroristas.


jueves, 21 de julio de 2011

KAGEMUSHA

No todas las bocas están hechas para saborear todos los manjares y no por eso unas son mejores que otras, sencillamente somos distintos, variados, individuos.
A pesar de su gusto por lo occidental, de ser el hombre que trató de acercar a la manera de pensar del europeo y americano la forma de hacer de los japoneses, las pelis de Akira Kurosawa no dejan de ser territorio vedado para un cierto sector de público al que aburren y se pierde en ellas. No es película para quien no disfrute con la forma de hacer cine del genio japonés y, la verdad, ver una obra de dos horas y media para no disfrutarla, puede ser una tortura, así pues ya queda dado el aviso.
En este caso, además, a pesar del reconocimiento de Cannes y de las nominaciones a los oscar, tampoco es uno de los mejores filmes del autor, aunque como ocurre en el caso de tantos maestros, cuando decimos eso, normalmente estamos hablando de películas que se hallan por encima de la media.


La película se basa en un hechos reales, los enfrentamientos entre Takeda Shingen, por un lado y los aliados circunstanciales Oda Nobunaga y Ieyasu Tokugawa, por otro. Si bien, la historia concreta que narra el film se adentra en la leyenda, una leyenda que nos recuerda a la de nuestro Cid Campeador, pues Takeda Shingen gana batallas con su sola presencia, incluso después de muerto y aquí los hechos históricos dejan paso a la fábula.


Estamos en los años previos a la unficación de Japón, los señores de la guerra se enfrentan entre ellos para lograr el dominio absoluto sobre el territorio de la isla, hasta que uno de ellos, Takeda Shingen, muere como consecuencia de las heridas recibidas en el asedio del castillo de Tokugawa. Su hermano encuentra a una persona que se le parece extraordinariamente y le hará pasar por el difunto durante dos años, ocultando la muerte a sus enemigos que seguirán temiéndole como si estuviera vivo.


La película está llena de metáforas, es una parábola sobre el final de una época, la feudal japonesa, en la que la llegada de la pólvora y las armas de fuego, acaba con la épica de los samurais, cualquiera puede acabar con su enemigo sin verle apenas la cara.


No es nada fácil de entender, ni seguir la trama desde la propuesta de Kurosawa, pues no queda muy claro para quien no conozca la historia de Japón, qué es lo que está pasando, por qué los enemigos de Takeda se alían contra él. Al igual que algunos pasajes a los que no se les saca todo su sentido si no se sabe, por ejemplo, que Oda Nobunaga, uno de los enemigos de Takeda, era un hombre con tendencias pro occidentales, así lo vemos reflejado en el film con su manera de vestir, que se aleja un tanto de la de los otros señores o en la escena en la que va a la batalla y recibe la bendición de de un sacerdote cristiano.


Kurosawa es identificado por muchos con el cine en blanco y negro, pero era un enamorado del color, un amante de la pintura, tengo entendido que sus storyboards, son auténticas obras de arte. Aquí el color se desborda, nos ofrece auténticas joyas, imágenes que impactan en la retina y que valdría la pena pena ver, sólo por el hecho de disfrutar su estética, independientemente del valor de la película.
Kurosawa pudo rodar este film gracias a la intervención de sus amigos George Lucas y Francis Ford Coppola, que pusieron o buscaron quien pusiera el dinero, pues el director tenía dificultades para que en su país nadie lo hiciera.
Yo disfruté mucho con toda la estética japonesa, la etiqueta, los ceremoniales lentos y cargados de simbolismo, los saludos...
En muchos de los planos en los que aparece el supuesto doble de Takeda, sobre todo cuando está solo, se ve la imagen de su sombra, es la sombra del guerrero que le acompañará hasta el final.