sábado, 24 de diciembre de 2011

MANOS PELIGROSAS

Skip McCoy (Richard Widmark), un carterista que acostumbra a “trabajar” en el metro de Nueva York, le roba el billetero a Candy (Jean Peters), que actua como correo de su ex-novio, para hacerle un último favor, sin saber que, en realidad, forma parte de un grupo de espías comunistas. McCoy se lleva la cartera a su domicilio, una mezcla de casa y escondite en los muelles de Nueva York. Pronto descubrirá que, entre otras cosas, contiene un microfilm con una fórmula secreta y se verá acosado por la policía, el FBI y los comunistas quienes pugnan por recuperar el preciado microfilm. Desde los bajos fondos de la ciudad, McCoy y Candy comenzarán una relación en principio violenta y luego apasionada. Uno de los personajes eje de la historia es Moe (Thelma Ritter) una vagabunda de buen corazón que es confidente de la policía y que con un sardónico sentido del humor será el referente de la doble moral de la época.

Una buena banda sonora de Leigh Harline y una magnífica fotografía de Joe MacDonald, acompañan al guión firmado por el realizador del film, Samuel Fuller, sobre una historia de Dwight Taylor. Un guión, por otra parte, claro y conciso que permite seguir la narración sin ningún esfuerzo.

La película tiene algunas peculiaridades, sobre todo por lo que supone la implicación de espías rusos en la trama principal y por las escenas de violencia, de la que casi siempre son víctimas las dos mujeres del film, Candy y Moe.

Las actuaciones, de gran nivel, más que correcta Jean Peters, muy bien Richard Widmark y espléndida Thelma Ritter (nominada para el oscar a la mejor secundaria), con un papel lleno de evocaciones y que nos hace sentir debilidad por ella.

Siendo muy buenas tanto la fotografía como la puesta en escena, donde yo me quito el sombrero es en la maestría de Fuller para traernos sus mensajes en un momento en el que había que ser especialmente cuidadoso, con el macartysmo en plena ebullición y un guión con una historia centrada en el enfrentamiento de la guerra fría.

Bajo la apariencia de un film noir (que lo es), la primera percepción del espectador en que se está lanzando una tremenda invectiva anticomunista y Fuller lo hace, en efecto, cada vez que los actores llaman a alguien comunista es como si le estuvieran colgando el peor sambenito que se pueda poner. Pero si escarbamos un poco, si no nos quedamos en la apariencia, descubrimos que en un momento del film, Macoy lanza una soflama con su opinión sobre el patriotismo (el patriotismo americano, claro), que no deja títere con cabeza. Es cierto que Fuller lo pone en boca de un delincuente, pero ahí queda dicho.
Además, el retrato que nos hace de esa otra sociedad americana, la de los desheredados, es todo un fresco de lo que realmente se escondía bajo el oropel de la superficie, creo que no es gratuito que todo el film se desarrolle en el metro y a nivel del río, es decir, por debajo de la realidad que vemos, hay otra realidad, llena de pobreza y con supervivientes que malviven como pueden.
Moe (¡qué gran actuación de Thelma Ritter!), vende corbatas a gentes que van en camiseta de tirantes y da soplos a la poli a cambio de unos pocos dólares y ¿saben para qué?, para pagarse su lápida.

No menos maestra es la manera en que "utiliza" a Jean Peters, nos presenta sus curvas poderosas, sus ojos maravillosos y sus labios carnosos y sensuales, pero lo hace con elegancia y la sensualidad y el erotismo de alto voltaje que hay en algunas escenas, es una muestra de que no hay que enseñar carne para transmitir pasión, pero hay que saberlo hacer. Algunos le critican el oportunismo de introducir una historia de amor de cara a la taquilla, yo creo que hay algo más, hay un relato de sinceridad, de redención, en el amor de Candy, al que McCoy responde con violencia, la vida le ha hecho desconfiado, pero que acabará triunfando.
Fuller se pone decididamente del lado de los perdedores y consigue que nosotros nos identifiquemos con esa posición.
Manos peligrosas es más que un film con mensaje anticomunista, si ven la peli, lo descubrirán así (espero).
Y para no perderse detalle de la maravillosa escena incial en la que McCoy roba a Candy en el metro, una maravilla




2 comentarios:

  1. Este actor Richard Widmark siempre me ha encantado, sobre todo desde que hizo la "Ley del Talión" gesticulaba mucho y según la escena te cambiaba de cara con una facilidad asombrosa: Gran actor. Saludos Trecce.

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