martes, 3 de abril de 2012

CARLOS VI EN LA RÁPITA

El protagonista del Episodio, al igual que en el anterior, continúa siendo esta especie de héroe espiritual que es Juan Santiuste, con el que viviremos el fin de su periplo por Marruecos y que, una vez de regreso en España, será comisionado por el Marqués de Beramendi para que se infiltre entre los partidarios carlistas, con el fin de conocer sus futuros planes. Trabará amistad con el sacerdote Juan Ruiz Hondón, Arcipreste de Ulldecona y acabará enamorándose de la sobrina de éste, Donata.
En cuanto a los hechos históricos, la novela nos relata el levantamiento del General Ortega, un antiguo liberal devenido en partidario de "la causa" que, desde las Baleares, desembarca en las cercanías del Delta del Ebro con 3.000 hombres bajo su mando.
Sin embargo, la tropa y sus oficiales que desconocen el objeto de la expedición, comienzan a sospechar y declaran su incondicional apoyo a Isabel II, al verse sólo, Ortega huye y tras una serie de desgraciadas casualidades es apresado y un tribunal militar le condena a muerte, siendo fusilado al día siguiente en lo que se considera un acto ilegal por haber carecido de todo tipo de garantías procesales.
Este es uno de los episodios más oscuros de la reciente historia española, ya que Ortega, en un gesto de hidalguía, se llevó a la tumba los nombres de quienes estaban comprometidos, sin delatar a ninguno de los conspiradores.
Cabrera, a quien el pretendiente ofreció el mando de las tropas, no sólo se negó, sino que desaconsejó el alzamiento por preveer su rotundo fracaso, como así se demostró.
Carlos Luis de Borbón, el pretendiente y su hermano Fernando, que habían desembarcado en San Carlos de la Rápita, fueron detenidos por la Guardia Civil el 21 de abril de 1860, pero fueron amnistiados después por el gobierno a cambio de que ambos firmaran su renuncia al trono de España y sus derechos dinásticos, cosa que hicieron, siendo deportados a Francia. Una pantomima como otra cualquiera, porque una vez en suelo francés, dijeron que de lo firmado nada, que aquello se lo habían sacado bajo coacción y que mantenían sus aspiraciones al trono de España.
Al final, lo de siempre, los Borbones, que aquí se bajaron los pantalones y lo que hiciera falta, una vez lejos del peligro, sacaron pecho, ellos se libraron, mientras Ortega pagó con su vida el fracaso del levantamiento, como les pasó a unos cuantos muchachos que fueron fusilados en las minas de Baracaldo y en Carrión de los Condes (Palencia).


2 comentarios:

  1. Ortega se confió más de la cuenta esto a pasado factura a muchos en golpes de estados y levantamientos... y si hay Borbones por medio ya te digo nada.

    Las dos ramas Borbonicas a pesar de intentar hacer reconciliación no tubo exito por lo cual hubo un levantamiento Carlista que no tubo muchas consecuencias.

    Una historia más de la época en busca del poder que de un modo u otro nos lleva atreves de la historia a los Borbones actuales, eso si los Carlistas ya no están...jajajaja.

    Saludos Trecce.

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    1. Ortega no se embarcó en la aventura por las buenas, aunque quizá se dejara llevar por el entusiasmo y la falta de precaución, pero si tomó la decisión es porque pensaba que al llegar a la Península iba a encontrar a otros conjurados apoyándole. Le dejaron sólo, quienes habían de secundarle se llamaron andana y él, en un rasgo que le iguala a los caballeros andantes de la literatura medieval, se llevó a la tumba los nombres de los demás.

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