viernes, 8 de febrero de 2013

LAGAAN. ÉRASE UNA VEZ EN LA INDIA

El lagaan era un tributo que los campesinos hindúes pagaban al rajá y del que éste entregaba buena parte a los ingleses en concepto de "protección".
Los habitantes de Champaner, una pequeña aldea de campesinos en el centro de la India, viven pendientes de las lluvias para sobrevivir. La sequía amenaza con poner en peligro la cosecha de este año. Por si fuera poco, el arrogante capitán Andrew Russell (Paul Blackthorne), ha decidido aumentar los impuestos, el lagaan de ese año, será el doble.
Ante tal situación, el rajá y los campesinos van a solicitar al capitán que les exima del tributo, pues se van a ver abocados al hambre. El capitán les propone un trato insólito: Se jugarán el impuesto en un partido de cricket contra los ingleses. Si ganan los campesinos él les perdonará los impuestos de tres años, pero si pierden deberán pagar el triple de lo que habían estipulado.



Acercarse al cine de Bollywood requiere un cierto proceso de adaptación a una mentalidad distinta de la que tenemos ahora quienes vemos películas en occidente. En la India las salas de cine mantienen un clima (al menos así era hasta hace no mucho y supongo que sigue igual) que aquí se ha perdido. Acuden familias enteras y el espectador se incorpora en cualquier momento de la proyección, ya que las largas películas (esta que hoy comento dura casi 4 horas), se proyectan en sesión continua. Es frecuente que el público participe, aplauda y coree los números musicales, habituales en estos films. Si entendemos todo eso, seguramente habremos avanzado un buen trecho para ver con los ojos que debe verse (a mi juicio) esta peli.


Un argumento sencillo, tan sencillo que se puede ver en versión original sin tener repajolera idea del idioma y entiendes perfectamente lo que te están contando, porque la peli no apela a ningún recurso intelectual. Es como un cuento, una sencilla historia sobre opresores y oprimidos, con el aditamento de otras historias paralelas.


De estas historias paralelas que comento, la que cobra más valor en el desarrollo del film es el triángulo amoroso entre el protagonista, Bhuvan (Aamir Khan) y las dos mujeres que le dan réplica, Gauri (Gracy Singh), su novia, la chica de su misma aldea y Elizabeth Russell (Rachel Shelley), la hermana del capitán inglés, que ayudará a los nativos a preparar el partido, algo que le acarreará problemas con su hermano.


Pero también hay otras, de hecho el film aprovecha para lanzar una serie de mensajes morales y didácticos, como el rechazo al sistema de castas, la convivencia entre distintas religiones, el valor del trabajo en equipo, el amor a los animales y el respeto por su vida, además del más evidente mensaje anticolonialista.


Con unas actuaciones en las que lo más destacable es la naturalidad de los interpretes; una ambientación muy lograda, con unos paisajes naturales espléndidos y unos decorados y vestuario que nos trasladan perfectamente a la época victoriana y una banda sonora notable, con canciones pegadizas y unas coreografías que para nosotros resultan de lo más curioso, exótico y atractivo y que supongo que allí serán algo bastante más natural.


El film estuvo nominado en 2002 para el Oscar a la mejor película extranjera, algo que marcaba un hito, era la primera vez que una película de Bollywood recibía ese reconocimiento, pues el hecho de estar entre las aspirantes ya era un triunfo. De hecho puede parecer sorprendente la cantidad de premios del público que acumula la peli en los distintos festivales a los que fue presentada, pero eso es lo que nos da la clave del film, es una gozada para el espectador, que una peli de casi cuatro horas sea perfectamente digerible, dice mucho en su favor.


El film tiene sus fallos, es cierto y hasta evidente, el guión es algo plano, muy previsible, resuelve los asuntos de una manera un tanto peculiar, a veces sonrojante, pero sin embargo uno agradece esa especie de vuelta atrás, es como si asistiéramos a una de aquellas pelis hollywoodienses de los 30 o los 40, nos parece desfasada en muchos aspectos, pero precísamente por eso se nos vuelve entrañable, porque no está tratando de resucitar u homenajear aquel cine, es que allí el cine sigue siendo así y esa naturalidad es la que se agradece.


Una producción épica, un cuento clásico y al mismo tiempo estrambótico y surrealista visto con los ojos de un occidental, pero también un filme lleno de vivacidad y alegría, de un peculiar sentido del humor. Una peli curiosa, bonita, graciosa y que, yo creo, no defraudará a quien se acerque a ella con un poco de paciencia (por su duración) y con ganas de pasar un rato divertido.




4 comentarios:

  1. No la he visto Trecce pero por lo que cuentas parece interesante, y como siempre el poderoso avasallando al más débil. Si el rajá era borde es capitán mucho peor, claro no había que esperar tampoco nada novedoso del imperialismo británico. Bueno lo que me parece un poco larga, joder cuatro horas es mucha tela, y me ha llamado la atención eso que cuentas que acuden a los cines las familias al completo.

    Saludos amigo.

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    1. Yo la vi de dos veces, las correspondientes a los dos DVDs en que estaba divida la copia que tenía en mis manos.

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  2. Me gustan estás películas que te trasladan a otras épocas,otras culturas.Un saludo.

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