lunes, 29 de septiembre de 2014

LA REDADA

Joseph Weismann (Hugo Leverdez) vive, junto a sus padres y hermanas, en la falda de Montmartre. Como todos los días, acude a la escuela, donde algunos otros como él, deben llevar cosida en el pecho una estrella amarilla que les identifique como judíos. Ese último día de clase, el profesor les despide deseándoles un feliz verano.
Poco pueden sospechar lo que les espera, en realidad, muchas de esas familias, se niegan a ver la evidencia y siguen confiando en que nada les va a ocurrir, como dice uno de los personajes: Los franceses no son como los cosacos.
El caso es que los alemanes están presionando al gobierno colaboracionista de Pierre Laval (Jean-Michel Noirey) para que detenga al mayor número de judíos, a fin de enviarlos al este, donde se harán cargo de ellos las autoridades alemanas.
Durante un tiempo se produce una especie de negociación entre franceses y alemanes, un tira y afloja en el que los galos son conscientes de que van a tener que plegarse a las demandas de los ocupantes. Los alemanes sólo quieren que se les entregue a los varones adultos, pero los franceses no ven con buenos ojos separar a las familias y además está el asunto de los judíos franceses, pues aunque una parte del censo de esa religión, son emigrados de los países del este, hay un buen número de ciudadanos franceses y otra parte que, aunque hijos de emigrados, han nacido en Francia.
La madrugada del 16 de julio de 1942, dos días después de la fiesta nacional que conmemora el aniversario de la toma de La Bastilla, la policía francesa, se despliega en la redada más vergonzante de su historia, 13.000 judíos serán sacados de sus hogares.

El guión se basa en testimonios de quienes presenciaron o protagonizaron aquellas terribles jornadas, como advierte uno de los rótulos de entrada: Los acontecimientos narrados en el film, incluso las escenas más duras, están basadas en hechos reales.
Roselyne Bosch, autora del mismo y realizadora del film, airea las vergüenzas de lo que fue la colaboración francesa con el régimen nazi, en un ejercicio de autocrítica que narra aquello que tan bien se ha sabido ocultar, al contrario de las historias tan difundidas de lo ocurrido en otros países, así que, supongo que en Francia, no todos verían el film con buenos ojos.


Gran parte de los detenidos, fueron llevados al Vélodrome D'Hiver, donde se hacinaron miles de personas de todas las edades y de ambos sexos, enfermos, ancianos, niños... En unas condiciones detestables permanecieron allí durante 5 largos días, sin que nadie supiera o quisiera darles razón de lo que iban a hacer con ellos.
El film narra cómo el médico judío David Sheinbaum (Jean Reno), se afana en atender a tan ingente población, sin medios y con la ayuda de unas pocas enfermeras, entre ellas Annette Monod (Mélanie Laurent), que acaba de llegar al velódromo con la con la consigna de que no cuente nada de lo que vea.
A pesar del peligro que ello supone, algunas personas se compadecen de los judíos y les ayudan en la medida de sus posibilidades, bien escondiéndolos, o bien facilitando su huida o prestándoles otro tipo de ayuda.


Aunque la situación de las familias, la angustia que viven, es retratada con verismo y sin artificios, sin duda lo más interesante es el tratamiento que hace de la situación de los niños. Es cierto que los protagonistas aparentes son el médico y la enfermera francesa a la que acaban separando del grupo porque ella no es judía, pero son los niños los que dan a la película un aspecto que la diferencia de otros films que se han escrito sobre el holocausto.
Otro de los logros del guión es la inserción de manera esporádica de imágenes de un Hitler (Udo Schenk) que pasa los ratos de ocio en su refugio bávaro de La Guarida del Lobo, ofreciendo un aspecto amable, bromeando con Eva Braun (Franziska Schubert), amable con sus perros, cariñoso con los niños y reprochando a los demás que beban alcohol o que coman ternera, un animal que ha sido cruelmente sacrificado... En las escenas siguientes o anteriores, vemos a los niños judíos, que no acaban de entender lo que ocurre, viendo como golpean a sus padres, como humillan a las mujeres y como son tratados como ganado y como tal son trasladados al campo de internamiento donde esperarán su traslado a Auschwitz.


Película dura, durísima, perfectamente ambientada y fotografiada, con una banda sonora que incluye algunas canciones francesas, empezando por la magnífica interpretación de Édith Piaf de París, que acompaña a los títulos de crédito iniciales y que ya te atrapa.
Las interpretaciones de Reno y de Melanie Laurent, igual que las del resto del elenco, más que correctas y entrañables donde las haya, las de los niños, el pequeño Nono Zygler, con su osito de peluche y sus compañeros.
La película toca la fibra sensible, pero porque la situación retratada es tan desgarradora, tan dramática y tan injusta, que eso es precisamente lo que arranca la lágrima del espectador, la narración de la realidad, porque aquello fue lo ocurrió.
Desde mi humilde condición de aficionado, me permito recomendar desde aquí que no se la pierdan, porque además de recibir una lección sobre unos hechos que mueven a vergüenza, por un lado y a admiración hacia las personas que pusieron en riesgo sus vidas por ayudar a quienes nadie quería, por otro, verán una magnífica película.




4 comentarios:

  1. Un episodio lamentable de la historia de Francia del que no creo que se sientan muy orgullosos. Parece que está de moda lo del velódromo después de lo de la "Llave de Sarah" (mejor la novela que la película, aunque ninguna es demasiado brillante por partirse en dos y perder un poco la tensión).
    Saludos

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    1. La verdad es que no he visto "La llave de Sarah", aunque por lo que sé, su visión del holocausto es la que tenemos ahora; en este film, el punto de vista es el de los que estaban allí, que lo consiga transmitir o no, es otro asunto, a mí me ha gustado.

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  2. Dura, pero creo que buena pero muy buena.

    Saludos Trecce.

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    1. Sin duda, más duro les debió parecer a quienes lo sufrieron.

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