viernes, 3 de octubre de 2014

HOLY ROGERS


Sam Gold (Jesse Eisenberg), es un joven de la comunidad de judíos hasídicos, ultraortodoxos, de Brooklyn, que a regañadientes sigue el camino que su familia ha elegido para él, en espera de un matrimonio arreglado y estudiar para convertirse en un rabino; hasta que un vecino, Yosef Zimmerman (Justin Bartha), le propone transportar “medicinas” para Jackie (Danny A. Abeckaser), un distribuidor, también judío, y su novia, Rachel (Ari Graynor).
Sam siempre ha tenido una cierta preocupación por el dinero, no entiende cómo su padre, con el que trabaja en su almacén de telas, puede consentir vender tan barato, cuando algunas clientas, en la apreciación de Sam, estarían dispuestas a pagar bastante más por las telas que eligen, así que la oportunidad que le presenta Yosef, de ganar bastante dinero en poco tiempo, le parece irrenunciable.
Sam demuestra su habilidad para los negocios, y sus jefes tienen en cuenta algunas de sus opiniones. Ahora, expuesto a los excitantes ambientes de Manhattan y la vida nocturna de Amsterdam, Sam comienza a dar un giro en su estilo de vida. A medida que el negocio crece, su comunidad empezará a sospechar de sus actividades ilegales. Sam poco a poco se da cuenta de lo que se esconde tras aquella fachada que le está proporcionando dinero fácil. Una fatal decisión podría dar al traste con todo el negocio.


En 1.999, agentes federales de los EE.UU., arrestaron a un contrabandista (Ecstasy Sean Erez) y a un grupo de seis personas que pertenecían a su red, incluida su novia, y a dos jóvenes de 18 años que pertenecían a la comunidad ultraortodoxa judía, acusados también de reclutar a otros hasidas para actuar como mulas en el tráfico de drogas.
El título es un juego de palabras con la expresión empleada para denominar de manera coloquial (en ocasiones despectiva) a las sectas protestantes (aunque en este caso nos hablen de los judíos), cuyas reuniones para el culto incluyen una especie de sesión de excitación frenética y las palabras que se emplean en el argot cuando se quiere decir que alguien está muy colocado con la droga MDMA, conocida como "éxtasis".

Este episodio sirve como base al guión del film en el que se reflexiona sobre los problemas que vive el protagonista derivados de su pertenencia a una comunidad cerrada, aunque vivan en un barrio enclavado en la gran ciudad, problemas que se entrecruzan con los propios de la rebeldía juvenil que quiere cambiar algunas de las situaciones que soporta su familia, pero se encuentra con el infranqueable muro de los preceptos religiosos.


El film bucea asimismo en el mundo del tráfico de drogas y los peligros que entraña para los jóvenes, que creen saberlo todo, pero en realidad son presa fácil para narcotraficantes y pequeños delincuentes, que se aprovechan de su ingenuidad. En este caso, los jóvenes creen que lo que transportan son medicamentos caros para gente rica, cuya comercialización está prohibida en EE.UU., cuando en realidad son pastillas de "éxtasis".
Entre 1.998 y 1.999, esta red inundó el país con cientos de miles de pastillas de "éxtasis"
Con una buena banda sonora y algunos planos muy logrados, el mejor valor de la película es la espontaneidad que transmite el protagonista, que trata de salir de un mundo que le oprime, pero que al final, cuando se da cuenta de todo lo que está ocurriendo, se refugiará en la comunidad de la que procede y en su familia, que le ha repudiado por involucrarse en asuntos turbios, pero que le recibe con los brazos abiertos cuando intenta regenerarse.





2 comentarios:

  1. Otra que no he visto, creo que me estoy quedando ya muy desfasado. Pero bueno, sino voy al cine desde que estrenaron "Siete novias para siete hermanos".

    Saludos Trecce.

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