lunes, 20 de abril de 2015

PERDIENDO EL NORTE

Hugo (Yon González), tiene una doble licenciatura y un máster, su amigo Braulio (Julián López), también licenciado universitario, investiga en un laboratorio merced a una beca, pero por culpa de los recortes, se queda sin ella y sin trabajo, mientras Hugo no hace más que acudir a entrevistas sin éxito.
Tras ver en un programa de televisión a un tipo que habla desde Alemania y que cuenta las oportunidades que allí existen para los titulados españoles, deciden viajar al país germano en la seguridad de que pronto hallarán empleo en su profesión.
Allí se hospedan en un piso, propiedad de un turco que tiene un kebab y para el que acabarán trabajando como pinches, ya que con su desconocimiento del idioma, no tienen ninguna oportunidad de trabajar en aquello para lo que estudiaron.
En el piso que ocupan, viven también dos hermanos, Rafa (Miki Esparbé) y Carla (Blanca Suárez) que ayudarán a Hugo cuando sus padres y su novia, le anuncian que van a ir a verle a Berlín, pues Hugo les ha mentido, diciendo que trabaja de ejecutivo en una empresa, con despacho, secretaria y un buen sueldo. No quiere que sus padres, que pasan por una mala situación económica, se enteren de la realidad de su triste vida en Alemania.


He aquí una especie de puesta al día de aquel "¡Vente a Alemania, Pepe!" de Pedro Lazaga, en la que, por cierto, también intervenía, como en esta, José Sacristán. Así que digan lo que quieran, pero el argumento ya estaba inventado y este film, no creo que mejore aquel, en todo caso, lo dicho, actualiza las circunstancias, empezando porque se trata, como si dijéramos de la segunda oleada. Renueva el lenguaje, pero no el mensaje, porque centra el asunto en la ficción que monta el protagonista para no reconocer ante su familia el tipo de vida que lleva, sino todo lo contrarío, aparentar que ha encontrado una especie de Jauja.
Además, pretende contarnos, en medio de una comedia de humor bastante grueso, una historia seria que queda metida con calzador, porque no está en absoluto bien hilvanada con la parte cómica del film.
Me ha sobrado, asimismo, el repetido uso explícito de la crítica, aludiendo a políticos, al gobierno, etc., cuando creo que quedaba de sobra claro el mensaje y la crítica, sin necesidad de dar tanto dato que queda fatal.


Una película que podía haber sido el documento o, al menos, la crónica teñida de humor del complicado panorama económico y humano de un país, pero que no ha sabido dar con la tecla exacta, aunque no hay que negar que hay algunas escenas logradas en las que te ríes (yo me reí), como la de los cuernos de alce y alguna otra, pero creo que podría haber estado bastante mejor.




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