miércoles, 12 de agosto de 2015

EL AMO DEL MUNDO

La localidad de Morgantown, en Pennsylvania, es un lugar tranquilo de vida monótona, hasta el punto de que algunos de sus habitantes se quejan de lo aburrido que resulta el transcurrir del tiempo. Un día, en una montaña próxima, comienzan a verse extraños fenómenos y se escucha una voz que recita pasajes de la Biblia, lo que despierta el interés de los diarios nacionales y del propio gobierno de los EE.UU., que envía al agente John Strock (Charles Bronson) a entrevistarse con el Sr. Prudent (Henry Hull), un fabricante de armas que posee un globo aerostático, con el fin de que se lo preste para sobrevolar la montaña y observar cuál es el origen de los misterios que provienen de su cima.
Prudent accede y comienzan una ascensión en la que, además de los dos mencionados, viajarán Dorothy (Mary Webster), la hija de Prudent y el prometido de esta, Phillip Evans (David Frankham). Cuando están próximos a su objetivo, reciben un ataque y el globo es derribado, sufriendo todos sus ocupantes una conmoción que les deja inconscientes. Al despertar, se encuentran en un lugar desconocido que resulta ser un artefacto volador al mando del Capitán Robur (Vincent Price), que les hace saber la imposibilidad de regresar a la civilización por miedo a que revelen su secreto.
Robur es un convencido antibelicista, resuelto a acabar con los conflictos armados en todo el planeta, seguro de que son el origen de buena parte de los males de la humanidad.


El guión se basa en dos novelas poco conocidas de Julio Verne. "Robur el conquistador" y "El amo del Mundo", que no es sino una especie de secuela de la anterior.
El refrito de ambas narraciones no es necesariamente brillante. Altera bastantes cosas del original, desapareciendo la competición que hay en la primera de ellas por conquistar el espacio aéreo y modificando la nave, el Albatros, que aparece en la segunda, que de ser un vehículo que se mueve por tierra, mar y aire, pasa a ser solamente un aparato volador.


La película arranca con una especie de documental de más de tres minutos en los que se hace un somero recorrido por los intentos del hombre para volar, unas imágenes que, para mi gusto, no aportan gran cosa y que dan pie a pensar que se tenía pensado hacer una cosa y se ha hecho otra, pues el film se centra en la manía u obsesión de Robur por acabar con las guerras, para lo cual, por cierto, no duda en llevarse por delante a quien se interponga en su camino a base de lanzar pepinazos a diestro y siniestro.
Unos efectos especiales bastante penosos, intentan hacer ver al espectador las posibilidades del ingenio en que vuela el peculiar capitán, pero todo ello queda bastante mal, incluso para una película de principios de los 60.


Tanto en las imágenes de presentación, como en la cartelería que sirvió de propaganda al film se hace mención de otras obras de Verne, entre ellas La vuelta al mundo en 80 días 20.000 leguas de viaje submarino y precisamente de esta última, parece que fusila literalmente grandes tramos de guión, como si los personajes hubieran sido trasladados tal cual a este film, tornando al sueco Ned Land, por el agente Strock, convirtiendo a la tripulación del Albatros en marineros de origen multiétnico (como los del Nautilus), y al capitán Robur en una especie de Nemo.
La película es bastante floja, con unos personajes que dan grima, tienen reacciones simplonas e infantiles y sus actuaciones son incluso malas, en parte debido a los penosos diálogos y a las patéticas situaciones en las que les coloca el guión.
¿Para pasar el rato?, creo que ni para eso vale.




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