viernes, 9 de octubre de 2015

EL MENSAJERO

Leo Colston (Dominic Guard), un adolescente huérfano de padre y cuya madre tiene escasos medios económicos, es invitado a pasar unos días en su mansión de Brandham Hall, por su compañero de colegio Marcus Maudsley (Richard Gibson). La diferencia social se hace más evidente cuando al paso de los días observan que Leo no tiene ropa de verano y le regalan un traje.
De manera casual, Leo comienza a transmitir los mensajes que se intercambian la hermosa hermana de Marcus, Marian (Julie Christie), y su prometido Hugh Trimingham (Edward Fox), y más adelantes, será quien lleve las notas que se escriben la propia Marian y su amante Ted Burgess (Alan Bates), un rudo campesino que tiene arrendada una finca propiedad de Mr. Maudsley (Michael Gough), con el que Marian mantiene encuentros furtivos y del que está enamorada, aún a sabiendas de que su futuro en común es imposible y que ella deberá casarse con Trimingham.
Leo, adora a Marian y procura hacer cualquier cosa que esta le pida para mantenerla contenta, mientras ella, aprovecha su posición de superioridad y el cariño que el chico la profesa, para que continúe llevando sus notas a Burgess incluso cuando Leo se muestra renuente a hacerlo, pues desde su ingenuidad, sospecha que algo de lo que está haciendo no es correcto.


Basado en la novela The Go-Between, de L.P. Hartley, fue la tercera y última colaboración entre el guionista Harold Pinter y el realizador Joseph Losey, un hombre que emigró a Europa forzado por estar incluído en la famosa lista negra del macarthysmo.
El film nos retrata, de manera sutil y sin aspavientos, la vida del estamento acomodado británico de principios del siglo XX, la brecha social entre clases y la hipocresía que dominaba sus relaciones.
Los exteriores, rodados en Norfolk, nos acercan a la hermosura de la campiña inglesa, magníficamente fotografiada por Gerry Fisher, igual que los interiores, exquisitamente filmados.


Con unas magníficas interpretaciones, incluída la del niño Dominic Guard, el film evoca la transición de la adolescencia a la primera juventud del protagonista a través de sus recuerdos.
Con un lenguaje cinematográfico de gran calidad y muy original, hay varias cosas que me han llamado poderosamente la atención. El inicio, con ese cristal salpicado de gotas de lluvia que, después descubrimos es el del automóvil en el que un Leo ya anciano, llega de nuevo a Brandham Hall para reencontrarse con su pasado y, en esa misma secuencia, que corresponde a los títulos de crédito del inicio, la transición de luz que nos lleva del presente al pasado.
No menos atractivas, son todas las secuencias del partido de cricket y la fiesta posterior, además de lo bien rodadas que están, son como un compendio de la historia general del film y de lo bien planificado que está todo el rodaje, cada secuencia, cada plano...
Una película en la que se aprecia ese algo diferente y con esa clase especial que destila el cine británico, rodada con pausa, pero para nada lenta, con una logradísima ambientación y unos entornos, tanto exteriores como interiores que le dan ese aire distinguido, no por lo rebuscado, sino por los preciosista del entorno que logra transmitir una mezcla de realismo y distinción.




2 comentarios:

  1. Desde un punto de vista psicológico, esta película describe magistralmente ese paso, un tanto problemático, de la adolescencia a la juventud por el que todos pasamos.

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