viernes, 1 de enero de 2016

SASSY PANTS

Bethany Pruitt (Ashley Rickards) vive en casa de su madre, junto a su hermano menor.
La mamá, resulta ser una persona controladora que obliga a sus hijos, incluso a estudiar en casa mediante cursos online para evitar que sean contaminados por el peligroso mundo exterior.
Bethany ha concluído el equivalente a los estudios medios de aquí y su madre, tras prepararle una especie de fiesta de graduación casera, desea que continúe en la universidad, pero Bethany sueña con dedicarse al mundo del diseño de moda.
En un arranque de ira, en parte por haber descubierto que Bethany había escapado para ir a una fiesta de adolescentes, su madre destruye el cuaderno en el que su hija va pegando recortes de revistas con prendas de ropa y zapatos; Bethany se siente humillada y se marcha de casa para ir a vivir con su padre que se dedica a la venta de coches, es gay y vive con su pareja, un chico mucho más joven que él, casi de la edad de su hija.
Bethany encuentra trabajo en una tienda de ropa, aunque una de sus compañeras se las arregla para que acaben despidiéndola con la falsa acusación de que se queda con dinero.
Su madre va a buscarla para que regrese a casa, necesita ayuda porque la abuela, grávemente enferma, ha ido a vivir con ellos.
Bethany sigue peleando para conseguir su sueño de ingresar en una escuela de diseño de San Francisco.


Coley Shon, realizador y guionista del film, desarrolla una historia basada en un anterior corto suyo, titulado "Boutonniere", premiado en el Sundance de 2009.
El film es una historia emotiva sobre la vida de estos dos adolescentes, centrado sobre todo en la chica.
La madre se casó con un gay, porque, como dice ella, se subió al primer caballo que pasaba para huír de su hogar que le resultaba opresivo, pero ha acabado convirtiendo el suyo en algo idéntico para sus hijos.


Aunque no sean gente de primera línea, sí que, aún siendo una película financiada por productoras independientes, cuenta con actores conocidos; el novio del padre está interpretado por Haley Joel Osment, aquel muchacho que arropado hasta la nariz declaraba asustado a Bruce Willis el famoso "en ocasiones, veo muertos"; o la abuela, la genial Jenny O'Hara, a quien algunos recordarán de Mystic River; junto a ellos Anna Gunn, Dietrich Bader o Martin Spanjers.
Una historia con tintes de comedia dramática, no carente de interés, divertida y que llega a emocionar. Una buena alternativa para ver una película que se sale de lo que nos ofrecen los circuitos comerciales habituales.




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