jueves, 30 de junio de 2016

EL OBISPO LEPROSO

Un obispo que padece una extraña enfermedad de la piel, una ciudad pequeña que vive entre los "chismes" de casino y tertulia, un amor imposible entre Pablo y María Fulgencia, y el devenir pausado de acontecimientos anodinos, sin más importancia que la que tienen para sus protagonistas, gente vulgar sin nada especial, todo ello narrado en episodios con cierta inconexión y poco más, ese el argumento de esta novela escrita por Gabriel Miró (1879-1930), de la que, por otra parte, tanto he disfrutado, porque aquí lo de menos es la historia, lo que de verdad importa es el lenguaje, el maravilloso dominio del léxico, la musicalidad de las descripciones, la imaginación para construir frases, el estilo impecable que va más allá de la mera pulcritud. Si alguien me preguntara qué es el novecentismo en literatura, le diría: lee esta novela de Miró, eso es el novecentismo, un estilo en el que la forma, la estética, lo es todo, por encima de un argumento. Quizá por eso Miró no asciende el escalón en el que descansan Galdós, Baroja o Blasco, porque sus obras se ocupan menos de crear y contar historias que del placer de escribirlas y describirlas.
Oleza, la humilde ciudad episcopal en que se desarrolla el argumento, nos trae ecos de la Vetusta de Clarín, aunque en este caso, según el unánime parecer, estemos ante un trasunto de Orihuela, y la luz mediterránea sustituye al gris cantábrico.
Quien se acerque a esta lectura, que no espere pues una trama argumental, o un misterio que nos atraiga, que disfrute del cómo, de la belleza de las descripciones y la sutileza del lenguaje, porque ahí es donde reside la magia de Miró.




miércoles, 29 de junio de 2016

EL BOSQUE ANIMADO

Xan de Malvís (Alfredo Landa), por pura desesperación decide convertirse en bandido y adopta el nombre de Fendetestas. Sin embargo es un bandido peculiar, que regatea con sus víctimas la cantidad que les va a robar. En su nueva vida se verá acompañado, sin desearlo, por Fiz de Cotovelo (Miguel Rellán), un muerto que no puede descansar en paz por no cumplir su promesa de ir a San Andrés de Teixido. Malvís no lo puede hacer por él, porque lo cogerá la guardia civil y allí, erre que erre cada día con él , ahuyentando a las gentes y fastidiando “el negocio” del bandolero. Malvís es íntimo de Geraldo (Tito Valverde), el pocero, minusválido enamorado hasta las trancas de la joven más bella de la localidad, Hermelinda (Alejandra Grepi), esclavizada por su avara tía a la que decide abandonar, yéndose a La Coruña, para disgusto del pretendiente, que teme que lleve “mala vida”.
El guión adapta el libro de Wenceslao Fernández Flórez, conformado por relatos protagonizados algunos de ellos por animales (que aquí desparecen) y en el que la fraga de Cecebre tiene especial protagonismo a través de los personajes que la pueblan, cotidianos pero fantásticos. Árboles, plantas o animales, tienen el mismo protagonismo que los vecinos vivos y muertos de San Salvador. Una parte de esto se pierde en la película, lo mismo que el humor con retranca del autor gallego, porque el film, en algunos momentos, convierte la novela en un nuevo relato en que únicamente la maestría de Rafael Azcona, autor del guión, es capaz de ofrecernos su propio humor aprovechando lo que dejó escrito Fernández Flórez y adaptándolo al nuevo contexto artístico.


Confieso que no soy parcial al hablar de este film, del que soy absolutamente devoto, me parece una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos. Todos y cada uno de los personajes, en la medida de sus intervenciones, están brillantes, empezando por un magnífico Alfredo Landa, el mismo Miguel Rellán o la aparición, breve pero señorial, de Fernando Rey. José Luis Cuerda consigue, una vez más, hacer que sus personajes nos resulten del todo entrañables.
El film, como ya ocurre en la novela, nos traslada una Galicia pobre, incluso resignada, fatalista, y atrasada, quedando reflejados muchos de estos problemas y el éxodo que cíclicamente sufre esta tierra, con unos personajes que viven siempre al límite de la subsistencia, trabajando tierras ajenas. Una Galicia plagada de atavismos que mezclan lo religioso con lo profano, que son tratados con mimo y detalle y con un particular sentido del humor, por otra parte, tan gallego, que hace que, a pesar de que si te paras a pensarlo, todo lo que te está contando es bastante triste, hace que la sonrisa no se vaya de tus labios desde el mismo inicio del film hasta el final.
Una gran película.





martes, 28 de junio de 2016

FELICITACIONES ELECTORALES

Siempre se ha dicho que el día después de las elecciones, todos han ganado, pero en esta ocasión no puedo estar más de acuerdo, así que vaya desde aquí mi más sincera felicitación a las principales formaciones políticas y a sus candidatos a la presidencia del gobierno por lo bien que lo han hecho y por haber conseguido sus objetivos.

A D. Mariano, porque viéndolas venir ha aumentado el número de escaños.
A D. Pedro, porque ha evitado el adelantamiento por la izquierda. Eso sí, ha perdido escaños, pero eso son minucias.
A D. Pablo, porque si quería evitar que D. Pedro fuera presidente del gobierno, lo ha conseguido de forma brillante.
A D. Albert, porque si quería que quedara claro que su partido no era de derechas, lo ha conseguido. Es verdad que algunos escaños se le han desviado hacia el PP, porque muchos habrán pensado que para ese viaje...

Y también a algunos que no están en primera línea, pero casi, cual es el caso de Dª Susana, que después de perder frente a su gran rival en la región, ahora tendrá que dedicarse a Andalucía que, según ella, es lo más importante. Y a D. Jorge (el de interior), que a pesar de las escuchas (que dan un poquito de miedo), ha sido premiado por los votantes con un escaño más en su tierra.




lunes, 27 de junio de 2016

AMANECE QUE NO ES POCO

Teodoro (Antonio Resines), es un ingeniero que da clases en una universidad de Oklahoma y que ha regresado a España de año sabático. Aquí se entera de que su padre ha matado a su madre, pero para que no deje de quererle, le ha comprado una moto con sidecar con la que van a recorrer diversos lugares. En uno de sus viajes, llegan a un pueblo del que les ha hablado su amigo Pepe, un extraño lugar en el que la gente es devota de William Faulkner; van todos los días a misa y jalean al sacerdote oficiante; los campesinos van a trabajar cantando madrigales de Monteverdi; el maestro enseña a ritmo de gospel; la guardia civil se encarga de que todos cumplan las normas, incluida la de que los borrachos beban a su hora, guardando cola ante la taberna; el pregonero anuncia por las calles que Dios es uno y trino; la mujer del médico da a luz gemelos, diez minutos después de haberlos concebido; se celebran elecciones para elegir al borracho, al tonto del pueblo, a la puta, a las adúlteras..., al tiempo que la localidad es visitada por un grupo de estudiantes de una universidad norteamericana, otro de meteorólogos belgas y unos disidentes de los coros y ballet del ejército rojo.


En 1983, José Luis Cuerda estrenó Total, un mediometraje rodado en los pueblos sorianos de Oncala, San Pedro Manrique y Yanguas, que representó a TVE en el Festival de Montecarlo de 1984, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado y el de la Crítica Internacional.
A raíz de ello, Gonzalo Vallejo Pérez de Ayala, directivo de TVE, encargó a José Luis Cuerda, una serie al estilo de Crónicas de un pueblo, pero con los personajes de Total y con ese tipo de humor, que se iba a llamar Ab urbe condita. Cuerda presentó hasta cinco capítulos, como aperitivo y para que el proyecto fuera valorado, pero lo rechazaron por problemas presupuestarios y también porque lo consideraron un disparate.
Ese fue el origen de Amanece que no es poco, porque en aquel proyecto frustrado, estaba la esencia del film que, a juicio de Berlanga, contaba con el mejor reparto del cine español. Precísamente Cuerda ha manifestado en más de una ocasión su admiración por Berlanga y Azcona y de hecho, el papel de Casto Sendra "Cassen", fue como homenaje a su papel en Plácido, para Cuerda, una de las mejores, si no la mejor película española de los últimos 60 años.


La película, estrenada en 1989, no fue muy bien acogida por una parte de la crítica que la calificó como una absurda tontería. Sin embargo, hoy es el día en el que nadie se olvidaría del film al hacer una lista de esas pelis españolas que hay que ver.
Más allá de interpretaciones que se quieran hacer sobre aspectos como la crítica social, el film lo que hace es poner del revés la realidad de un pueblo cualquiera del interior español ambientado en la década de los 50 del pasado siglo.
Rodada en los pueblos albaceteños de Ayna, Liétor y Molinicos con participación de las gentes del lugar como figurantes, está salpicada de un humor absurdo con reminiscencias de surrealismo, empleando diálogos y situaciones disparatadas, en un mundo que se rige por reglas distintas, pero que conserva todo lo que nos recuerda al nuestro y ese es el punto que hace atractiva la película, junto al hecho de no plegarse a lo que hoy se consideraría políticamente correcto.
Todavía hoy, quien la vea por primera vez, puede tener, dependiendo del gusto particular, opiniones que son totalmente contrapuestas, pensar que la ha hecho un genio, o que el director estaba pirado.
Para mí, de lo mejor del cine español moderno.




viernes, 24 de junio de 2016

DIVINAS PALABRAS

San Clemente es un pueblo miserable de Galicia, cuyo párroco se marcha para hacerse cargo de la capilla del Marqués. Pedro Gailo (Francisco Rabal), el sacristán, queda como único encargado de la iglesia y actúa como celebrante en algunos actos. Su mujer, Mari Gaila (Ana Belén), es más joven que él y muy bella.
Una hermana de Pedro que se dedicaba a la mendicidad, Juana la Reina , fallece dejando huérfano a Laureano, un chico hidrocéfalo al que utilizaba para pedir limosna. Pedro y su esposa se disputan con la otra hermana de la fallecida, Marica del Reino (Aurora Bautista), la tutela del sobrino. Al final acuerdan que se lo irán turnando para seguir mendigando.
Mari Gaila es aconsejada por Rosa “La Tatula” (Esperanza Roy) y pasea al chico en su carro por las ferias y las romerías.Un día conoce a Séptimo Miau (Imanol Arias), un rufián perseguido por la justicia, mucho más joven y atractivo que su marido, y se enamora. Viven su relación de forma apasionada y Mari Gaila se descuida del chico, mientras Séptimo la convence para que cante y obtenga mayores beneficios económicos, de los que él piensa sacar partido.
En un momento que están haciendo el amor, Laureano es emborrachado en un taberna por Miguelín el padronés (Juan Echanove) y sus amigos y muere. Entonces Séptimo desaparece y Mari Gaila vuelve al pueblo enferma. Marica del Reino ha comentado a su hermano Pedro el adulterio de su mujer.
Ante la situación que se ha creado, el sacristán, llevado por la avaricia, decide explotar el cadáver del chico y pedir dinero para su entierro. Mari Gaila vuelve a encontrarse con Séptimo gracias a la intercesión de Rosa “La Tatula”. Pero los amantes son sorprendidos por unos vecinos que llevan a Mari Gaila en un carro ante su marido. Se ríen de ella y le tiran piedras. Mari Gaila se desnuda mientras su marido la conduce a la iglesia. Pedro decide perdonarla y lee estas palabras del Evangelio de San Juan en latín: "Qui sine peccato est vestrum, primus in illam lapide mittat" (“quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”). Mientras tanto, los vecinos se retiran.


Adaptación de la obra teatral homónima de Ramón María del Valle-Inclán, que se ha visto representada varias veces en distintos idiomas.
Cuenta con un buen plantel de actores y una ambientación bastante bien trabajada. Ana Belén interpreta algunas canciones, por cierto que la primera, una canción litúrgica en latín, a mi me ha parecido que lo hace bastante mal.


José Luis García Sánchez y Enrique Llovet, guionistas del film que además dirige el primero de ellos, quieren se fieles, en la medida de lo posible a la obra de Valle-Inclán y a la hora de traducirla en imágenes trata de hacerlo presentando en escena una turbamulta de personajes, algo que está en el original, pero que aquí, en algunas escenas, se convierte en una especie de apelotonamiento de actores.
Pienso que es un trabajo interesante, pero que no consigue sus objetivos por más que lo intenta y está cargado de buena intención.




jueves, 23 de junio de 2016

LOS IMPRESCINDIBLES

En la Historia, como en la vida, hay personajes y hechos de primera y de otras varias categorías. Unos son por todos conocidos, otros no tanto y algunos, pasan como fantasmas de los que casi nadie se acuerda.
El periodista Raimundo Castro, pretende rendir un homenaje y rescatar para las generaciones actuales, la memoria de los guerrilleros antifranquistas conocidos como maquis por influencia de quienes se opusieron en Francia a la ocupación alemana. El desconocimiento no es sólo por parte de la generación más joven, sino de los nacidos durante el franquismo que se encargó de hacer pasar a aquellos “rebeldes” por bandidos, esa fue una de las razones de encargar a la Guardia Civil de su represión, retirando a las fuerzas del ejército regular, para no dar al enemigo una apariencia de soldados de la república y presentarlos a ojos de las potencias extranjeras como simples bandoleros.
A través de los recuerdos de Federico Espejo 'El Remedios', un antiguo guerrillero que a sus noventa años le cuenta a Alicia, una joven que está haciendo el MIR y a la que ha conocido en una concentración del Movimiento 15M, sus recuerdos sobre aquellos años y sobre todo, lo relacionado con Miguel de Génova y Meneses 'El Cambiao ', un peculiar guerrillero, hijo de un cacique extremeño, el Marqués de Valdencina, de arraigadas ideas igualitarias y, sobre todo, antifascista convencido.
La novela hace un recorrido extenso por la historia de la guerrilla antifranquista, centrándose en Madrid y en la zona oeste peninsular, desde las comarcas galaico-leonesas, hasta Extremadura. Se remonta a los orígenes de lo que sería propiamente el maquis, pues no todos saben que hay un antecedente de guerrillas en plena Guerra Civil, cuando desde el Ejército de la República, se crean grupos especiales encargados de asestar golpes a la retaguardia del Ejército Nacional, fueron 'Los Invisibles', grupos dispersos por Extremadura y Andalucía que tuvieron cierto protagonismo hasta que dejaron de actuar por orden superior y alguno de cuyos supervivientes, se integró en los grupos de resistencia armada interior, una vez derrotadas la tropas republicanas.
Mezclando con destreza realidad y ficción, la novela relata muchos episodios documentados y nos habla de sus protagonistas y sus consecuencias; de la tremenda represión que sufrieron estos grupos y su red de enlaces y colaboradores, en muchas ocasiones sencillas gentes de pueblo, o antiguos militantes de izquierda que actuaban por solidaridad o por convicción, jugándose la vida para dar cobertura a quienes integraban las partidas.
Conocemos a personajes reales, como los míticos guerrilleros de Extremadura 'El Teto' o 'El Francés', o los leoneses 'Ramos', 'El Parra' o Manuel Girón, entre otro muchos hombres y mujeres que vivieron momentos épicos y que, como digo, se jugaron la vida ante enemigos de la talla del teniente coronel de la Guardia Civil Manuel Gómez Cantos 'El carnicero de Extremadura ', el comandante del mismo cuerpo Miguel Arricivita o el famoso torturador Roberto Conesa, último jefe de la Brigada Político-Social.
Es encomiable el trabajo del autor que ha buceado por las diversas publicaciones que investigadores, historiadores o sencillos aficionados han escrito sobre el tema; hay diversos trabajos en forma de amplios tratados o de monografías sobre las guerrillas extremeñas y las que actuaron en la zona de la Cabrera, entre las provincias de León, Orense y Zamora, y Raimundo Castro extrae de ellos multitud de anécdotas y nombres propios que mezcla, como queda dicho, con la parte novelada. Quizá lo menos logrado del libro sea que, al abarcar tan extenso periodo de tiempo (desde los prolegómenos de los Guerra Civil, hasta mediados de los 50) y hacerlo de manera casi exhaustiva, hay momentos en los que peca de falta de concisión y dinamismo y algunos capítulos se pueden hacer algo pesados, para volver a remontar de vez en cuando.
En general, ya digo, interesante, por momentos entretenido y siempre aleccionador saber de esta gente que, como señala el autor, siguieron luchando por dignidad, a pesar de la traición y la amargura que hubieron de vivir en carne propia.

Esta reseña, fue publicada en su día en Hislibris






miércoles, 22 de junio de 2016

PARIS, TEXAS

Un hombre atraviesa andando el desierto de Texas, al parecer ha cruzado la frontera desde Mexico y se encuentra desorientado. En el primer lugar habitado al que llega, le atiende un médico que, ante la falta de respuestas de recién llegado, llama a un número de teléfono que encuentra entre sus cosas. Le responde Walt Henderson (Dean Stockwell), que le dice que el desconocido es su hermano Travis (Harry Dean Stanton) y que va a ir a recogerlo.
Walt se lleva a su hermano a Los Ángeles, donde reside junto a su esposa, Anne (Aurore Clément) y el hijo de Travis, Hunter (Hunter Carson), que fue dejado por su madre para que le cuidaran. Todo eso ocurrió cuatro años atrás, cuando Travis desapareció sin dejar rastro. En ese tiempo, Hunter ha ido creciendo con sus tíos a los que llama papá y mamá, ya que apenas recuerda a sus padres verdaderos, pues cuando le dejaron tenía 4 años.
Poco a poco, Travis parece que se va recuperando y muestra su deseo de ir en busca de su esposa, no sabe dónde está, hasta que un día, Anne le confiesa que Jane (Nastassja Kinski), ingresa dinero de forma regular en una cuenta que le mandó abrir para su hijo. Las remesas proceden de un banco de Houston. Un buen día, Travis, junto a su hijo, se dirige hacia allí para tratar de encontrar a Jane, quiere que el niño se quede con su madre.


Basado en uno de los relatos de su libro "Crónicas de Motel", el escritor y actor Sam Shepard, un tipo que ganó el Pulitzer y que trabajó de camarero en el Village Gate, un local donde cataban Nina Simone y Woody Allen hacía monólogos, construye el guión de esta coproducción franco-germana que dirige Wim Wenders, acompañado de una envolvente e hipnótica partitura de Ry Cooder.


Una historia compleja contada de forma magistral que nos habla de la soledad disfrazada de libertad, en la que se refugia el hombre que no supo conservar lo que tenía por culpa de su equivocada manera de entender el amor y la felicidad que le proporcionaba. Ella quería algo y yo no supe ver lo que era, dice el protagonista en uno de sus diálogos.
Travis trata de recomponer lo que rompió, pero sabe que él ya no deberá formar parte de aquello, dejará al niño, a quien ama, con su madre, a la que también quiere, para que ambos recuperen un tiempo perdido que no lo debió ser y al que se vieron abocados por su culpa.
Hay otra historia, una historia de cierta injusticia, la de Anne y Walt, pero sobre todo la de Anne, que ha criado al niño y de repente se queda sin él. Este capítulo queda en suspenso, pues no vuelven a aparecer en el film a partir de que Travis y Hunter van a buscar a Jane.
Una historia amarga, como tantas en la vida, contada sin prisas, que seguramente hubiera quedado algo más redonda de haber acortado un poco su duración.
A no perderse el largo monólogo de Travis, a través del espejo, en el que desnuda su alma a Jane.




martes, 21 de junio de 2016

EL SHOW ELECTORAL

—Tienes que ir a un programa en el que los niños te van a preguntar cosas.
—Podías buscarme otra cosa, ayer en una entrevista me preguntaron si yo era más de slip o de boxer.
—No te quejes, peor fue lo del otro, que lo más interesante que le encontraron fue que tiene el culito prieto.

Y así podríamos seguir, entre tonterías y bobadas sublimes que, bien están como aditamento a una campaña electoral, sobre todo para quitar hierro al asunto, pero que rayan lo ridículo, cuando no vergonzoso, ante la falta de propuestas de los candidatos que se limitan a lanzar ideas, pero no aclaran cómo piensan llevarlas a la práctica.

Eso sí, todo muy calculado para que la imagen en televisión sea positiva, todo pensado y estudiado al detalle: el candidato en primer término, con las manos extendidas y abiertas, el gesto amable, derrochando simpatía y dando sensación de seguridad. Detrás, sentados en una especie de graderío con un par de escalones, los jóvenes del partido: el morenazo con buena mata de pelo, la rubia de pelo largo y suelto que podría ocupar portada en cualquier revista de moda, y junto al amado líder, el palmero oficial que asiente de manera sincrónica, cual el público que va girando el rostro de un lado a otro en un partido de tenis, aparentando que sigue con sumo interés las ideas que desgrana el jefe, hasta que éste se sale del guión mentando la cal viva y se le queda al aplaudidor cara de no saber qué hacer o cuando suelta lo de "Es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde" y Popeye el palmero, tarda un segundo más de la cuenta en arrancarse con un fervoroso aplauso al que siguen de forma compulsiva los espectadores, todos de la clá, por supuesto, sin ser muy conscientes de que están aplaudiendo la enésima metedura de pata del candidato (o sí).

Y es que hemos pasado de aquel mundo en el que cualquier manifestación de alegría era pecado, a este en el que lo que importa es el show, hacer las tonterías que te pide la gente, desde dar saltitos impostados cuando piden que vote el candidato a bailar sin ningún sentido del ritmo.

Bueno, al menos nos queda reconocer que estas tonterías no son patrimonio nacional, aunque a nosotros (a mí al menos), las que me duelen y me hacen sentir vergüenza ajena, son las nuestras. Se ve que son fruto de estos tiempos desquiciados en los que se aplaude en los entierros y durante los minutos de silencio, sólo falta que se cante el ¡campeones, campeones!



lunes, 20 de junio de 2016

MEMENTO

Leonard Shelby (Guy Pearce), cuya capacidad para crear recuerdos desaparece a consecuencia de un golpe en la cabeza, cuando, en mitad de la noche, descubre que dos personas han entrado en casa y que están atacando a su esposa. Leonard mata a uno de los atacantes, creyendo que es el único, pero el otro le golpea por detrás y lo último que recuerda es a su esposa agonizando y desde ese día, vive con el único aliciente de encontrar al segundo hombre y matarlo.
En su historia, Leonard nos va contando que trabajaba como investigador para una compañía de seguros, cuando le fue asignado el caso de Sammy Jankis (Stephen Tobolowsky), un hombre aquejado de amnesia aterógrada que era incapaz de aprender a través del condicionamiento y la repetición de acciones, pero Leonard, en su informe, determinó que, aunque Sammy no estaba fingiendo, su afección era de origen psicológico y no físico, por lo que no estaba cubierto por su seguro médico. De cualquier modo, la experiencia con Sammy, le sirve a Leonard para establecer una serie de rutinas que consisten básicamente en ir tomando notas y fotografías de personas y lugares, a fin de sustituir de este modo, los recuerdos recientes que no tiene.
Durante todo este proceso, vemos a un hombre, un tal Teddy (Joe Pantoliano) que aparentemente está ayudando a Leonard en la búsqueda del segundo asesino, igual que hace Natalie (Carrie-Anne Moss), una chica que trabaja como camarera en un bar y que, según las anotaciones de Leonard, le está ayudando por piedad.


Aunque en muchos sitios se considera como un guión original de Christopher Nolan, realizador del film, en realidad es una adaptación de un relato de su hermano Jonathan, lo que ocurre es que el texto fue publicado después de que se estrenara la película y de ahí la confusión en que caen algunos de quienes hablan de la peli, que al ver que la fecha de publicación del relato de Jonathan Nolan es posterior, consideran este como una consecuencia de aquella y no al contrario.


La historia que narra es compleja, alterna las escenas en blanco y negro y las de color y nos lleva a constantes flashbacks que van reconstruyendo para el espectador el pasado inmediato del protagonista. Las secuencias en blanco y negro se suceden en orden cronológico, mientras que las secuencias de color procedan en orden cronológico inverso.
Es innegable la originalidad de la propuesta, su interesante planteamiento que consigue concitar la atención del espectador para intentar no perderse en el seguimiento de la trama. Aún vista después de casi dos décadas desde su estreno, sigue teniendo un aire rompedor y novedoso.
Un par de curiosidades de esas que tanto gustan: La cámara que lleva colgada al hombro Leonard, es una Polaroid 690 y la segunda es que el libro que lee su esposa es "Claudio el dios".


Prácticamente desde su estreno, se convirtió en una película de culto y esta sí que es de las que hay que ver más de una vez, porque en cada uno de los visionados posteriores vamos captando matices nuevos, incluso entendiendo los hechos que algunos no captan (no captamos) a la primera.
Y..., así entre nosotros, sin que nadie se entere, como quien la vea ahora será en casa por medios digitales, paren la grabación alrededor del minuto 86, cuando estamos viendo al pobre Sammy Jankis en la institución psiquiátrica donde está recluido, quizá tengan que intentarlo varias veces hasta que de verdad vean quien está sentado en esa silla que aparece en primer plano, quizá les cueste varios intentos, pero allí está la clave para entender toda la historia y tal vez digan lo mismo que yo: Nolan, ¡qué capullo eres y qué genialidad te acabas de marcar!




viernes, 17 de junio de 2016

LA ESCOPETA NACIONAL

Un industrial catalán, paga una cacería en la finca del Marqués de Leguineche (Luis Escobar), a la que asisten varios personajes con buenas relaciones en las alturas del Régimen, incluido un ministro y otro que pronto lo será. La pretensión de Jaume Canivell (José Sazatornil), es obtener la exclusiva para una patente suya de porteros automáticos en las casas de nueva construcción. Algunos de los asistentes se muestran proclives a intervenir en el negocio, incluso a forzar el cambio de alguna ley, para asegurarse pingües beneficios.
En algún lugar leí que una simple anécdota, el tiro que Fraga le propinó (sin intención, claro) a Carmencita Franco en su culete, durante una de aquellas cacerías que eran signo de identidad del franquismo y en las que se ponían y quitaban ministros y se discutían leyes... y negocios, aquello fue el detonante para que la fecunda imaginación del tándem Azcona-Berlanga, pusiera su ingenio a trabajar. No sé desde cuándo tenían la idea en mente,  pero con las secuelas del franquismo aún presentes (estamos en 1978), aunque con las leyes de censura recién derogadas, ya no había que acudir a subterfugios para mostrar toda la ironía y el humor ácido que Berlanga y Azcona ofrecen en su película.
Apoyados en algunos de los mejores actores y actrices del momento (José Sazatornil -genial como el patético industrial catalán-, Luis Escobar, Antonio Ferrandis, José Luis López Vázquez, Rafael Alonso, Mónica Randall, Laly Soldevilla, Amparo Soler Leal, Luis Ciges, Chus Lampreave...), es una crítica despiadada e inteligente contra los dirigentes del franquismo y de la primera época de la democracía, los mismos, al fin y al cabo, recordemos de dónde procedía una buena parte de los miembros de UCD. Además, es una demostración de humor inteligente y no por ellos menos divertido, frente al landismo o a la cutrez de las rancias españoladas que se estaban imponiendo en el cine comercial de aquellos años.


Estupenda obra coral, una narración que parece inconexa pero en la que todo fluye de la mano maestra del realizador levantino que ridiculiza a estos dirigentes de pacotilla mediante el esperpento de sus acciones. Una película que se ha convertido en un clásico, porque clásica es toda obra que perdura en el tiempo y esta lo hace y encima, por desgracia, con otros protagonistas, sigue plenamente vigente por lo que se ve con los escandalosos mangoneos a los que casi estamos acostumbrados por cotidianos.
El mejor Berlanga asoma una vez más, pues bajo la pátina del humor, representado en buena parte por los geniales diálogos de Azcona, se esconde ese mensaje triste: No habrá felicidad, mientras existan ministros y administrados.




jueves, 16 de junio de 2016

LOS YAZIDIES

En tanto en occidente continuamos discutiendo si son galgos o podencos, en otras regiones del mundo, la catástrofe se cierne sobre nuestros semejantes. En Oriente Medio, cada día, miles de personas dan gracias a su dios por haber visto otro amanecer, sin saber si llegarán al siguiente.
La yazidí es una religión de origen preislámico y seguida sólo por kurdos, lo que ha llevado a pensar que esta era su religión originaria antes del proceso de islamización. Sus seguidores oscilan entre los 200.000 y los 800.000 y se ubican en el Kurdistán dividido entre Siria, Turquía, Irak e Irán, aunque también hay comunidades en Armenia, Georgia, Rusia o Alemania.
Se trata de una religión rodeada de un gran secretismo y eso dificulta el conocimiento real de su situación, no en vano practican la taqiyah (تقية), el encubrimiento de sus creencias para evitar represalias.
El nombre de “yazidis” parece ser de origen persa, vendría del término دزی, “yazata”, y significaría “ser divino” o “ángel”, lo que podría vincularlos al zoroastrismo, que justamente sigue practicándose en la ciudad de Yazd. Otra teoría basada principalmente en sus relaciones con el Islam es que el origen del término estaría vinculado al califa omeya Yazid I, justamente el asesino del nieto del profeta Hussein, lo que parece invalidar esta idea es que las fuentes musulmanas no citan en ningún caso que los omeyas fundaran una secta. Relacionada con esta idea se recoge la posibilidad de que sean seguidores de Yazid ibn Unaisa, un heterodoxo que anuncia la llegada de un profeta persa con una nueva revelación que llevaría a seguir la religión de los antiguos sabeos, para algunos ese profeta sería Adi Musafir, para otros aún está por llegar. Una tercera opción podría rastrearse en las propias lenguas kurdas y provenir del verbo “izidu” que significa “mandar” o “amonestar”.
Los seguidores de esta religión, se han visto en esto últimos años, duramente perseguidos sobre todo por el llamado Estado Islámico.
En la intersección de Hardan, al norte de la ciudad de Sinjar, seis fosas comunes son los testigos silenciosos de otras ejecuciones sumarias. En una de las fosas descansan los restos de más de 65 personas que fueron masacradas cuando estaban bloqueados en la carretera, totalmente colapsada por la cantidad de vehículos que intentaban huír de la ciudad.
Hasta 35 fosas comunes han sido localizadas en esta región, pero solo 23 de ellas han sido identificadas en las áreas liberadas del norte de Sinjar. El resto se encentran más al sur, en localidades que siguen aún en manos del EI, según datos facilitados por el grupo internacional “The Voice of Yazidis”, que está documentando las masacres. “Estas ejecuciones sumarias podrían elevarse a nivel de genocidio cuando se contabilicen todos los muertos y desaparecidos”, señala Ali Khatab, coordinador del grupo.
Su delito, no creer en su Dios; su castigo, el exterminio. Los yazidíes son considerados infieles por los radicales porque no pertenecen a ninguna de las tres religiones del Libro. “Nos llaman adoradores del diablo porque el sol es nuestro dios. Somos la religión más antigua de la humanidad”, exclama el sheij Murad con los brazos abiertos y mirando al cielo.




miércoles, 15 de junio de 2016

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Santiago Nasar (Anthony Delon) es un joven de 21 años, hijo del árabe Ibrahim Nasar y de Plácida Linero (Lucía Bosé). Tras una noche de juerga que se había prolongado hasta pasadas las doce para festejar el matrimonio de Bayardo San Román (Rupert Everett) y Ángela Vicario (Ornella Muti), Santiago Nasar fue al puerto a recibir al obispo, que luego pasó por el río sin detenerse, bendiciendo desde el barco a quienes habían ido a esperarle.
A las siete y cinco minutos de la mañana, los gemelos Pedro y Plácido Vicario, hermanos de la novia, ya le habían degollado como a un cerdo.
Ángela Vicario, a quien hasta entonces no se había conocido ningún novio, fue obligada por su familia a casarse con Bayardo San Román, un hombre llegado a la ciudad el año anterior y al que ella apenas había visto. Bayardo era hijo de Petronio San Román, héroe de las guerras civiles del siglo anterior, y una de las glorias mayores del régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía.
De madrugada, apenas terminados los festejos de la boda, Bayardo devuelve a Ángela Vicario a la familia, porque al ir a consumar el matrimonio descubre que la novia no es virgen. Obligada por los suyos a confesar quién la ha deshonrado, Ángela da el nombre de Santiago Nasar, posiblemente porque no pensó que sus hermanos se atreverían contra él.
El guión adapta la novela del mismo nombre del colombiano Gabriel García Márquez, publicada en 1981 y que basa su argumento en un suceso ocurrido durante la juventud del escritor: un asesinato por motivos de honor.


27 años después de ocurrido el trágico asesinato, el doctor Cristo Bedoya (Gian Maria Volontè) (Sergi Mateu, interpreta al doctor cuando era joven), regresa al olvidado pueblo donde ocurrió, tratando de reconstruír los hechos.
En la película queda patente el machismo de una sociedad atávica y cerrada que vive en un atraso impuesto y del que, a la vez, son partícipes.
Con una estupenda fotografía de Pasqualino De Santis, tiene imágenes realmente espléndidas, como las que vemos durante el paseo en lancha de Bayardo y Ángela, con toda la exuberancia de la selva colombiana y una puesta de sol espectacular.


La ambientación está bastante conseguida y la narración de los hechos que podemos seguir en la novela de García Márquez, se respeta. Sin embargo, algo falta, a pesar de la innegable buena intención, de la calidad técnica y de un guión bastante bien construído, que firman el propio realizador, Francesco Rosi y, nada menos que Tonino Guerra. Pienso que uno de los puntos flacos son las actuaciones algo desangeladas que no logran transmitir al espectador la tensión que se vive en la obra literaria.





martes, 14 de junio de 2016

EL MUNDO DE SOFÍA

El Mundo de Sofía (1991) es la novela más conocida del escritor noruego Jostein Gaarner. La obra trata de una pequeña de 14 años, que el 15 de junio cumplirá 15 años. Su vida cambia increíblemente cuando recibe una carta de un filósofo que le enseña cómo es el mundo desde la filosofía. Usando como pretexto una trama novelesca, el autor traza una guía básica sobre la historia de la filosofía en occidente.
El principal valor del libro es la claridad y lo ameno de las explicaciones que nos ayudan a comprender un mundo que, en principio, genera cierto rechazo por lo académico y lo intrincado que resulta al no iniciado.
El libro se convirtió en un auténtico bestseller, no sólo en Europa sino también en todo el mundo, siendo traducido a 60 idiomas.
Aunque más que explicar, el libro de Gaarner lo que hace es recorrer la historia de la filosofía y plantear los argumentos de los grandes pensadores, desde la antigüedad presocrática hasta nuestros días, creo que su principal aportación es que abre un camino para que otros intenten explicarnos de una vez la Filosofía con un lenguaje cercano y medianamente inteligible, abandonando esa jerga que en cierto modo nos aleja de la misma. En ese sentido, pienso que señala una senda, a ver si hay suerte y alguien da con la tecla de acercarnos a este mundo, que no es otro que el de la propia humanidad.



lunes, 13 de junio de 2016

MOMO

Momo (Radost Bokel) es una niña huérfana que tiene el don de saber escuchar y comprender los problemas de los demás, sus amigos Beppo (Leopoldo Trieste), el barrendero, y Gigi (Bruno Stori), una especie de artista, cuidan de ella que vive en un antiguo teatro romano. Un día aparecen en la ciudad unos extraños hombres grises que comienza a comprar el tiempo de la gente, y Momo se va quedando sola. Estos hombres pertenecen a una asociación que está haciendo su propio negocio con la gente: les quitan el tiempo libre a cambio de rentabilizar sus horas. La gente tiene cada vez menos tiempo libre. Momo es la única que no cae en la trampa y con la ayuda de la tortuga Casiopea, el Maestro Hora (John Huston), guardián del tiempo y las flores horarias, devolverá el tiempo a toda la gente.
El guión del film está basado en la novela del mismo título del alemán Michael Ende, autor también del conocido relato La Historia Interminable.
Con una estupenda banda sonora de Angelo Branduardi, las interpretaciones, que son algo desiguales, cuentan con una carismática Radost Bokel en el papel protagonista, cuya sonrisa cautivadora y su conseguida interpretación van muy acordes con el personaje y, como datos curiosos, la intervención de John Huston, que suena más como un capricho para darle tono a la película y la del propio Michael Ende, el hombre que en el tren, coincide con el Maestro Hora.
Los decorados, en los que el realizador, Johannes Schaaf, no quiso utilizar efectos digitales (como no lo hizo tampoco para el resto del film), subrayan las circunstancias de la historia: coloristas, con curvas, adornos y mucha luz en el que podríamos llamar el mundo de Momo y sombríos, de líneas rectas y duras, esquemáticos y desnudos de adorno, los que representan el mundo de los Hombres Grises.


La película es un canto a la amistad y la importancia de vivir una vida en la que las relaciones con el prójimo y el entorno, tengan más importancia que el dinero, el lujo o el éxito profesional. Un mundo sin prisas para esas cosas importantes, como escuchar y que lo demás pase a ser superfluo, porque en el fondo lo es. Una parábola sobre este mundo lleno de agobios en que vivimos que pretende que tomemos conciencia de lo importantes que son las pequeñas cosas y el cultivo de las amistades que, al final, tienen mucha más importancia que aquellos otros valores en que se asienta la sociedad de consumo.
La historia había nacido con vocación de ser llevada a la pantalla, pues tiene su origen en un encargo que la ZDF (la televisión alemana), le hizo a Ende para que escribiera una especie de guión para hacer una serie o una película.
De modo que escribió una historia para el cine de una hora de duración sobre Momo y los Hombres Grises, que roban el tiempo a las personas. La película nunca se rodó, pero la historia quedó metida en su cabeza. Al cabo de un tiempo su mujer se la recordó y así surgió el libro en su casa de Italia.
Pienso que, sin ser brillante, es una digna adaptación de esta especie de cuento que sigue las pautas típicas de este tipo de relatos: buenos y malos, peligros, engaños y final feliz.





viernes, 10 de junio de 2016

TIEMPO DE SILENCIO

Pedro Martín Rovira (Imanol Arias), es un médico investigador que no puede continuar el proyecto en el que trabaja porque la situación económica y social en la que se vive impide que pueda avanzar en la investigación sobre el cáncer que están llevando a cabo con una cepa de cobayas de ratones enviados desde Ilinois y pagados con las divisas del Instituto de la Moneda. Ratones experimentales que se acababan porque su ritmo de reproducción, a causa del frío del laboratorio,es inferior al de su muerte, y no se reponen con nuevas adquisiciones. Amador (Francisco Algora), el celador del laboratorio, parece tener la solución del problema. Tiempo atrás, había regalado a un pariente suyo, el Muecas (Francisco Rabal), algunos ejemplares que habían logrado reproducirse y criar en las condiciones penosas de una chabola carente de cualquier condición mínima de higiene y sin cautelas sanitarias.
Pedro y Amador acuden a la chabola del Muecas para ver la calidad de los ratones y, si la situación lo hace posible, recomprar algunos para poder continuar con las investigaciones. Ese hecho desencadenará la trama principal del relato, porque será el causante de los acontecimientos más importantes.
El guión, basado en la novela del mismo título, se centra en el armazón del relato, al que despoja de buena parte la riqueza del lenguaje que Martín Santos imprimió a su novela, para tratar de hacer más atractiva y dinámica para el público la película.


La película se ambienta en el Madrid de finales de los 40, principios de los 50.
Recoge la miseria que empieza por el propio proceso de investigación, en un laboratorio desprovisto de medios y acaba en la vida cotidiana de casi todos los personajes que se buscan la vida como pueden para salir adelante. Queda patente el rencor de los desheredados para quienes sospechan vienen de una clase superior, aunque sus condiciones son casi tan miserables como las de ellos mismos, si bien su  miseria es de otro tipo.
Con estupendas actuaciones, es de agradecer el detalle y el cuidado, que raya con el esmero, con el que se ha trabajado la ambientación del film, desde los escenarios en que se rueda, hasta la programación que se escucha de fondo en la radio en algunas escenas, pasando por los detalles en la decoración y utensilios empleados (coches, cubiertos, vestuario, peinado...).
Retrato descarnado de una época y de un país que se hunde en el atraso, en el que las diferencias sociales son palpables. Con una escena muy cruda, en la que relata el aborto de una de las hijas del Muecas, en la que es probablemente una de las mejores películas de Vicente Aranda.
Una película muy interesante y bastante olvidada, por desgracia.




jueves, 9 de junio de 2016

EL CONTUBERNIO JUDEOMASÓNICO

Quizá la muletilla más recurrente del Régimen de Franco, fue la del Contubernio Judeomasónico, cuando algo se torcía, la culpa era del comunismo internacional o de dicho contubernio, algo que se cuidaban mucho de mencionar cuando trataban con sus dos valedores internacionales más conspicuos: Churchill (masón) y Eisenhower (judío).
En España, el Tribunal Especial para la Represión del Comunismo y la Masonería, se creó por una ley dictada el 1 de marzo de 1940 y que llevaba prácticamente el mismo título: Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Esta norma jurídica responsabiliza a la masonería "en la pérdida del imperio colonial español, en la cruenta guerra de la Independencia, en las guerras civiles que asolaron a España durante el pasado siglo, y en las perturbaciones que aceleraron la caída de la Monarquía constitucional y minaron la etapa de la Dictadura"
Además de ser un despropósito, esto no era cierto, pues aunque existieron logias que abrazaron la causa independentista, no es menos cierto que otras eran de claro matiz unionista. Así la logia portorriqueña Hijos de Borinquen, alegaba ante el Gran Consejo Masónico que "en nuestra agrupación no hay ningún hermano rebelde ni desafecto a la causa de España, sino que todos somos buenos hijos y españoles ante todo, como gustosos probaríamos". De entre los masones que mostraron un mayor grado de compromiso con la política colonialista española hay que señalar a algunos dignatarios de la masonería cubana, como el marqués de Palomares del Duero o Francisco Griñán (maestro de la Gran Logia de Colón).
En el Archivo Masónico de Salamanca, figuran cientos de expedientes abiertos a personas de diversa índole, alguno de los cuales demuestra la "preparación" de quienes allí trabajaron, cuya cultura histórica deja bastante que desear, pero es que a veces, les faltaba hasta sentido común. Resulta curiosa la apertura de ficha masónica a Eugenio de Palafox, conde de Montijo (Expediente nº 119/4A), del que figura que no se ha retractado. Difícil que lo hiciera, este hombre había muerto en 1834, mucho antes de la apertura del expediente. Hay varios casos de estos, pero el que más llama la atención es el inicio de expediente a un tal Juan Prim, citado como masón en algunos documentos, sin que los funcionarios de turno conjeturaran que se trataba nada más y nada menos que de Juan Prim y Prats, héroe de los Castillejos, conde de Reus, presidente del Gobierno de España... fallecido más de sesenta años antes.
Y para remate, el caso de Santiago Ramón y Cajal, iniciado en los primeros meses de 1877 en la logia regular zaragozana Caballeros de la Noche del Grande Oriente Lusitano Unido, con el nombre simbólico de Averroes. Por ironías del destino, el general Franco, martillo de masones, le otorgó el título nobiliario de marqués de Ramón y Cajal a título póstumo el 1 de abril de 1952, con ocasión del primer centenario de su nacimiento (BOE de 1 de abril de 1952, nº 92, pág. 1.482).



miércoles, 8 de junio de 2016

EL NOMBRE DE LA ROSA

En el invierno del año 1327, bajo el papado de Juan XXII, Adso de Melk (Christian Slater) y su maestro Guillermo de Baskerville (Sean Connery) llegan a una abadía, famosa por su impresionante biblioteca con estrictas normas de acceso, ubicada en los Alpes italianos, para asistir a una reunión en la que participarán, entre otros, los delegados papales, con el fin de discutir sobre la supuesta herejía de una rama de los franciscanos: los espirituales.
Sin embargo, esta reunión se ve amenazada por la reciente muerte de uno de los jóvenes monjes de la abadía, un brillante ilustrador. Fue encontrado muerto en la base de un acantilado fuera de la abadía, pero al carecer de acceso el lugar desde el que podría haber caído, muchos de los monjes temen que sólo puede haber una explicación: la muerte tiene un origen sobrenatural.
El Abad (Michael Lonsdale) pide a Guillermo ayuda para resolver el misterio ya que se sabe que es un hombre de gran intelecto y que en el pasado ha llevado a cabo investigaciones para la inquisición. Guillermo examina las pruebas y llega a la conclusión de que el monje cayó de una torre en una sección diferente de la abadía y el cuerpo rodó cuesta abajo hasta donde fue encontrado. También cree que fue un suicidio ya que el monje no tenía ninguna otra razón para estar en la torre en ese momento de la noche y un asesino no se hubiera tomado la molestia de subir el cuerpo por las escaleras para deshacerse de él.
El asunto se complica cuando empiezan a producirse más asesinatos que parecen seguir la pauta de un pasaje del Apocalipsis.



El guión se basa en una conocida novela del mismo título del italiano Umberto Eco. La historia nos es contada en primera persona por Adso, el joven discípulo de Guillermo de Baskerville, quien ya anciano, rememora los sucesos que vivió junto a su maestro y nos acerca a la sagacidad de este, que es capaz de saber que está pasando en los alrededores de la Abadía cuando observa la desesperada búsqueda de los monjes y campesinos con sólo ver unos pequeños indicios y siguiendo sus razonamientos lógicos.


Se puede discutir la fidelidad o no de la adaptación, ya se ha hablado aquí de esta cuestión en otras ocasiones, pero vaya por delante que pienso que es una digna adaptación (a pesar del edulcorado final, totalmente distinto al de la novela) y que los asuntos de fondo, quedan bastante bien reflejados.
Y es que bajo la apariencia de una historia de intriga, que resulta muy interesante, por otra parte, quedan patentes las luchas intestinas en la Iglesia que vivía una época convulsa en pleno cisma papal, así como una crítica a la institución, a sus afanes de riqueza y a la crueldad con que actúa la Inquisición.
El film fue un fracaso en las taquillas estadounidenses, donde apenas rebasó los 7 millones de dólares de recaudación, mientras en Europa, las cifras se multiplicaron por diez.
Sean Connery no fue la primera opción barajada para protagonizar el film, bueno ni la primera, ni la segunda..., ni la décima. De hecho se pensó en otros varios actores que o no pudieron o no quisieron hacerlo. Cuando el nombre de Connery salió a relucir, su carrera estaba en horas tan bajas que la Columbia, se negó a producir el film.




martes, 7 de junio de 2016

PÁJARO EN UNA TORMENTA

Bajo el envoltorio de novela negra, el escritor, periodista y guionista Isaac Montero, nos trae una novela mucho más profunda, en la que se adentra en el tejido social y político de la Transición democrática, con un cuerpo de Policía que no es ajeno a la convulsión que vive el país entero.
Uno de esos policías es Jesús López Uña "El Chino", que como tantos de sus compañeros del momento, ha vivido toda su carrera profesional durante la etapa franquista y se encuentra ahora con los nuevos vientos que soplan y que mantienen desconcertados a todos, a los mandos, provenientes muchos de ellos de quienes se sublevaron en julio del 36 y los propios policías que han vivido a sus órdenes y que también provienen en buena parte de esos orígenes.
Es una novela calificada muchas veces como difícil, el caso es que nunca encontró acomodo entre el gran público, se quejan los lectores del uso indistinto de nombres propios o de los alias, para referirse a los personajes y a la dificultad que supone leer palabras, incluso párrafos enteros, escritos en argot. Creo que no es para tanto, es cierto que el protagonista tiene la capacidad de mimetizar su lenguaje dentro del ambiente en que esté en cada momento, pero muchas palabras son conocidas y otras se deducen por el contexto.
En cuanto al embrollo de la historia y sus personajes, tranquilos, al final todo queda en su sitio y si algo no nos queda claro del todo, los dos epílogos de la novela, nos lo acaban de aclarar. La historia es más sencilla de lo que parece, pero tiene muchas ramificaciones (drogas, tráfico de armas, apoyo a grupos de extrema derecha, chantaje, venganzas que vienen de los tiempos de la Guerra Civil, sexo, especulación urbanística...) y con ellas, el autor nos pasea por los distintos ambientes que conforman el mundo que aflora una vez muerto el dictador.
Creo que esa aparente confusión del relato, no es gratuita, forma parte de la trama y no hace sino reflejar cómo era el momento sociopolítico en la España de la Transición. Quizá el inmerecido anonimato de esta novela responde a su complejidad estructural y a los diferentes niveles de lenguaje que pone en juego, algo que a priori no encaja con la elección de un género tan popular como la novela policial.
De cualquier modo, no deja de ser una narración y desde aquí invito al lector a que no se deje intimidar por ella, pues como digo, todo va quedando claro al final.
Muy interesante para tener una visión desde un punto de vista diferente, de aquella España en que todo era precario y en que sonó una especie de sálvese quien pueda en el que alguna gente no tuvo claro a qué carta quedarse y más de uno se vio arrastrado por lealtades que estaban condicionadas por cuarenta años de dictadura, cuando lo que realmente se estaba jugando, no eran cuestiones personales, sino el paso adelante que nos sacara del atraso en que estaba sumido el país.



lunes, 6 de junio de 2016

EL DISPUTADO VOTO DEL SR. CAYO

A Rafael Corral (Iñaki Miramón), joven diputado del PSOE, le comunican la repentinamente muerte de su amigo Víctor Velasco (Juan Luis Galiardo). Pese a que se le aconseja no asistir al entierro por motivos políticos, con la disculpa de que se está produciendo un debate crucial en el hemiciclo y es el encargado de la réplica al orador de la derecha, él decide acudir. En el cementerio coincide con Laly (Lydia Bosch), una antigua compañera.
Entre los dos recuerdan la personalidad del amigo desaparecido y la historia que compartieron con él durante las elecciones de 1977. Víctor Velasco, en su campaña como candidato a diputado, había incluido en su ruta de visitas electorales los pueblos de la alta sierra burgalesa. En uno de ellos tropieza con el Señor Cayo (Francisco Rabal), un viejo apegado a la tierra, a la que ama y de la que vive, es el alcalde septuagenario de un pueblo olvidado en el que sólo viven tres personas: él, su esposa muda (Mari Paz Molinero) y un vecino con el que no se lleva. El encuentro significó para el joven político un revulsivo, ya que por primera vez escuchó la voz de la sabiduría popular. El candidato para el Congreso se da cuenta, de pronto, de que por boca del Sr. Cayo hablan gentes a las que les importan otras cosas distintas de lo que ellos vienen predicando.


El guión, de Antonio Giménez Rico y Manuel Matji, se basa en la novela del mismo título de Miguel Delibes y los exteriores fueron rodados en la provincia de Burgos y en Madrid.
La película tiene un buen número de tomas aéreas, algunas de ellas de gran belleza paisajística y utiliza el recurso de las imágenes en blanco y negro cuando el relato se trae a la actualidad y en color cuando evoca la "aventura" que vivieron los tres militantes en la campaña del 77.
La novela de Delibes es rica en matices y descripciones, tanto del entorno natural (animales, plantas...), como del mundo rural de los pueblos semiabandonados de Castilla y pienso que la traslación a imágenes está bastante conseguida.


Hay unas cuantas lecturas alrededor de los acontecimientos que el film narra, desde ese cachondeíto que se traen los tres propagandistas cuando viajan en el coche hacia los pueblos, en el que queda patente que van a soltar el rollo de siempre (esas más o menos son sus palabras), hasta la confrontación del mundo urbano y el rural.
Pero en el medio, quedan otras muchas cosas, como aquel entusiasmo que crearon las primeras elecciones democráticas después de cuarenta años, en las que se volcó mucha gente, militantes o simples simpatizantes de los partidos políticos, muchos de ellos sin más ambición que la de extender sus ideas, algo que nunca se volvió a repetir, hasta degenerar en lo que tenemos ahora. Por eso, una de las cosas más llamativas en el original de Delibes, es que supo ver aquel desencanto que se apoderó de la sociedad española algún tiempo después.
Por supuesto, a todo ello, hay que unir la recreación de ese mundo tan definitorio de Delibes en el que su amor por la naturaleza y por los hombres que viven en comunión con ella, quedan bien reflejados en la película.
En el film queda patente esa especie de burbuja en que viven los políticos, tan alejados de la realidad, ese mundo del que de repente, gracias al Sr. Cayo, es consciente el candidato a diputado y que le hace replantearse toda su filosofía de vida: Hemos venido a redimir al redentor.
Con multitud de diálogos magistrales, como aquel en que el personaje de Iñaki Miramón le dice a Cayo que ellos quieren redimir a los pobres y el hombre le replica que él no es pobre. 
¡Ah!, ¿usted no necesita nada? y Cayo responde: ¡Hombre!, como necesitar, que pare de llover y que apriete el sol.
La película tiene alguna escena que peca de maniqueísmo y que quizá sobra, pero en general es toda una lección que algunos deberían, al menos, estudiar y meditar.
Bosch y Miramón, un tanto acartonados en sus interpretaciones. Mejor Galiardo y genial Rabal, a pesar de que Delibes, cuando le hablaron de que iba a interpretar el personaje, manifestó su desconfianza, quería alguien menos conocido porque pensaba que Francisco Rabal, todo un mito de la escena española, quizá no diera el tipo humilde y sencillo que es el Sr. Cayo. Sin embargo, tras verle actuar, escribió un luminoso artículo en ABC en el que quedaba patente su reconocimiento hacia el actor.