viernes, 24 de febrero de 2017

STRIPTEASE

Erin Grant (Demi Moore), acaba de perder la custodia de su hijo en favor de su exmarido y, lo que es peor, a ello se une que ha perdido su trabajo, una de las causas principales por las que el juez falla en favor de su cónyuge y que además le priva de ingresos para llevar adelante la apelación.
Para remediar su situación económica, Erin comienza a trabajar en el Eager Beaver, un club de striptease en Fort Lauderdale, lo que le permitirá ganar dinero y hacerlo rápidamente.
Durante la despedida de soltero de Paul Guber (Matt Baron), el novio, que está borracho, sube al escenario y sujeta a Erin antes de que el encargado de la seguridad del local pueda evitarlo y sin que la chica pueda zafarse de él. Uno de los clientes del club ataca a Guber con una botella de champán, tras lo que se organiza un alboroto en medio del cual el atacante desaparece a toda prisa y el novio tiene que ser hospitalizado.
El hombre de la botella es el congresista David Lane Dilbeck (Burt Reynolds). Uno de los fans de Erin, un librero llamado Jerry Killian (William Hill), reconoce a Dilbeck y trata de chantajear al congresista para que influya en el juez a favor de Erin cuando se revise la causa por la custodia de su hijo.


Basada en una novela de Carl Hiaasen, el guión podría haberse decantado por dar más peso a la trama, digamos seria, que sustenta el film, es decir, la parte de historia policiaca que tiene, con el chantaje al congresista, sus conexiones con una especie de mafia del azúcar y los muertos que va dejando por el camino.
Pero opta por el camino sencillo que permitió que la película fuera un éxito momentáneo y que se vendiera como rosquillas en los videoclubs a costa del reclamo de ver la carne de la protagonista. Da la impresión de que los guionistas escribieron lo que les hacía gracia a ellos y a nadie más y, por si fuera poco, parecen tratar de darle a los bailes de Demi Moore un aire como de cabaret, cuando no son más que danzas de striper y el resultado es más penoso aún.


En fin, un bodrio que no hay por dónde coger, con la aparición de Burt Reynolds que sólo sirve para añadir más caspa al film. A la única que salvo es a la propia Demi Moore, no porque lo haga bien o mal, sino porque le soltaron 12 millones de dólares de hace veinte años, así que le salió a 6 millones por cada una de las dos siliconadas razones que muestra en un par de secuencias. No está nada mal, por ese dinero a saber lo que estaríamos dispuestos a hacer los demás.




jueves, 23 de febrero de 2017

LOS VIAJES DE GULLIVER

La historia comienza en la noche que Lemuel Gulliver (Ted Danson) regresa a casa tras haber estado ausente varios años. Gulliver desapareció tras naufragar la embarcación en que viajaba y regresa a su antigua casa, propiedad ahora del Dr. Bates (James Fox) y en la que siguen viviendo su esposa Mary (Mary Steenburgen) y su hijo Tom (Tom Sturridge), que lo encuentran tras haber pasado la noche en los establos. Mary trabaja ahora como ama de llaves del doctor.
Gulliver comienza a contar una extraña historia que arranca el día del naufragio en el que llega a una isla llamada Lilliput, habitada por seres diminutos. Gulliver, como muestra de su agradecimiento, acepta ayudar a los liliputienses en la guerra que mantienen contra el país vecino de Blefusco, y que ganan gracias a su ayuda. Tras un malentendido, el emperador le condena a ser cegado, pero Gulliver es ayudado por algunos amigos de Lilliput y escapa en una balsa construída con miles de árboles.
Mientras tanto, la esposa de Gulliver, Mary, pide la ayuda del Dr. Bates, que en su condición de miembro de una institución mental, aparentemente ayuda a Gulliver, pero en realidad, está planeando deshacerse de él, ya que pretende casarse con Mary. Mientras tanto, Gulliver es internado en el Hospital de Belén, y se le permite contar su historia a todos los presentes, pero el Dr. Bates, en lugar de entregar a Gulliver las cartas que le envía Mary, las esconde entre los libros de una estantería. Gulliver seguirá contando su historia, cómo llegó a la tierra de los gigantes y cómo continuó su viaje, viviendo otras aventuras a cual más increíble.


Miniserie televisiva de 1996, que pasa por ser la mejor y más completa adaptación que se ha hecho sobre el inmortal libro de Jonathan Swift.
La serie consta de dos capítulos de hora y media cada uno en los que se relatan los cuatro viajes de Gulliver como si formaran parte de un todo, en el sentido de que se suprimen sus idas y venidas a Inglaterra y se hace ver que sus aventuras transcurrieron todas tras un único naufragio, cuando en el original son viajes independientes que ocurren tras sucesivas salidas del protagonista.
Creo que es un buen recurso y en ese sentido el guión está muy bien hecho, pues alterna secuencias del presente con las aventuras del pasado y lo encadena todo muy bien a base de constantes flashbacks estupendamente encadenados.


El libro de Swift conjuga el género de viajes de aventuras, con una mordaz sátira sobre la naturaleza humana, criticando desde las disputas religiosas, hasta la inutilidad de ciertos trabajos científicos, pasando por las guerras o el trato que damos a la naturaleza. Todas estas cuestiones, seguramente hubieran supuesto un gran escándalo de ser presentadas directamente, pero quedan disfrazas bajo la apariencia de una fábula y toda esta crítica queda muy bien recogida en la serie.


La filmación está muy bien hecha, con una buena ambientación y unos logrados efectos especiales, tan importantes para llevar a imágenes las aventuras de Gulliver de manera creíble para el espectador.
Además, muchos espectadores pueden descubrir que Los viajes de Gulliver es algo más que lo que figura en muchas adaptaciones que sólo incluyen el episodio de Lilliput y el de el país de los gigantes.
Consiguió cinco premios Emmy de las 11 nominaciones que tenía.




miércoles, 22 de febrero de 2017

EMMA

Emma Woodhouse (Gwyneth Paltrow), es una hermosa joven, lista y rica, pero también bastante mimada.
Esta laboriosa jovencita, está empeñada en hacer de Celestina de todas sus amistades. Cuando su institutriz, amiga y confidente decide contraer matrimonio, Emma Woodhouse se queda sola con sus propios sentimientos y se enfrenta al vacío de su vida y a la penosa tarea de intentar que los demás lleven una vida tan perfecta como la suya.
Tan bien le fue a Emma en sus gestiones entre el viudo Weston (James Cosmo) y su amada institutriz, que se marca el reto de casar a su amiga Harriet Smith (Toni Collette), de orígenes oscuros, que está de pupila en casa de la señora Goddard (Kathleen Byron), en la que se instruye.
La señorita Smith es agraciada, pero falta de los recursos propios de la clase a la que Emma pertenece, así que pulirla, de modo que pueda ascender de categoría social mediante un casamiento ventajoso, será el nuevo desafío al que se enfrente Emma.
Sin embargo, todos sus trabajos de manipulación sentimental crean a su alrededor una telaraña de enredos, malentendidos y confusiones que ponen a prueba su confianza en sí misma.


Seguramente Orgullo y prejuicio sea la obra más conocida de Jane Austen, pero es probablemente Emma el más acabado de sus relatos, no en vano es la última obra de la autora, publicada en 1815.
El realizador y guionista del film, Douglas McGrath, quedó prendado de la novela de la autora británica cuando la leyó, y decidió llevarla al cine, aunque habrían de transcurrir diez años antes de ver realizado su proyecto.


Estupendas interpretaciones, con una sensacional Gwyneth Paltrow, muy bien arropada por el resto del elenco, en un film con una conseguida ambientación, un vestuario sencillo, pero bien concebido, localizaciones maravillosas de las que se beneficia la espléndida fotografía y una magnifica banda sonora con la que Rachel Portman se llevó un Oscar.
El film es una buena y fiel adaptación de la novela y está impregnado de un inteligente humor que hace muy llevadera la pausa con que se desarrolla la historia.
Una gran comedia romántica que a los amantes del género les encantará, sin duda.




martes, 21 de febrero de 2017

EN BRAZOS DE LA MUJER MADURA

Publicado por primera vez en 1965 a expensas del autor, bajo la excusa de las experiencias amorosas de su protagonista, el joven húngaro Andras Vajda, el libro hace un rápido recorrido por algunos acontecimientos de la historia reciente de Hungría relacionados, primero, con la Segunda Guerra Mundial y después, con el régimen satélite de la URSS.
Su autor, Stephen Vizinczey ya había publicado algunos poemas con tan sólo 16 años, en su época de estudiante de la Universidad de Budapest, donde coincidió con Georg Lukacs.
Las relaciones amorosas de Andras, casi siempre con mujeres de 30 o 40 años, se narran con absoluta elegancia y prácticamente exentas de cualquier tono morboso, a la hora de buscar el erotismo, lo hace más cuando relata el planteamiento de sus conquistas o cuando rememora lo que fueron, que cuando relata los propios encuentros en sí mismos, en los que apenas se extiende.
Un libro de estilo elegante, que se lee con facilidad y que nos da muchos detalles de la vida diaria en el país magiar, de los escasos medios y las pobres condiciones en las que vivía la población, atenazada por el régimen político en otros aspectos, pero no precisamente en el sexual, que se vivía con cierta libertad. Tras participar en los levantamientos de 1956, Andras se ve obligado a huir, primero a Italia y después a América, donde reside y trabaja, primero en Canadá y luego en EE.UU. De esta etapa también queda reflejado en la novela, el choque que supuso para un europeo encontrarse con la cultura norteamericana.
El libro destila cierto sentido del humor y algunas de sus reflexiones pueden servir para tratar de entender la sexualidad y algunos comportamientos de las mujeres.



lunes, 20 de febrero de 2017

SOSTIENE PEREIRA

Ambientada en Lisboa en 1938, en pleno régimen salazarista. Pereira (Marcello Mastroianni) es un periodista que ha abandonado la crónica negra para dirigir la sección cultural de un periódico de la ciudad, el Lisboa. Es un hombre tranquilo, sin ideas políticas, dedicado sólo a la literatura, a la francesa en particular, y al recuerdo de su mujer, muerta pocos años antes, y con cuyo retrato sigue hablando cada día.
Todo se trastorna cuando un joven, Monteiro Rossi (Stefano Dionisi), le pide un puesto de trabajo. En realidad, Monteiro no le pide un puesto de trabajo, es Pereira quien va a buscarlo tras leer un artículo sobre la tesina de Monteiro... Pereira lo coge a prueba, y le propone escribir unas necrológicas de personajes célebres todavía vivos, escritos anticipadamente de modo que puedan estar listos en caso de muerte del sujeto. Monteiro, en lugar de escribir las imparciales necrológicas solicitadas, escribe otras, por ejemplo las de Marinetti o Gabriele D'Annunzio, en las que les ataca ferozmente por su adhesión al fascismo. Se trata de artículos incómodos, peligrosos por añadidura. Pereira se debate entre el deseo de ayudar a Monteiro Rossi y el de no verse envuelto en las cuestiones políticas enarboladas por el joven.


En los años 60, el escritor italiano Antonio Tabucchi, descubre a Fernando Pessoa y descubre Portugal, el país que le concedió la ciudadanía en 2004 y al que amó tanto como odió al régimen de Salazar.
En 1994 publica su novela "Sostiene Pereira", en la que se basa el guión de esta película, en el que colaboró.
El film narra el viaje interior del personaje protagonista, un oscuro intelectual, conformista con una situación política a la que vuelve la espalda (Ojos que no ven...), pero de la que irá tomando conciencia empujado por algunos de los personajes que le rodean, comenzando por el joven Monteiro Rossi y su novia, pero también por Manuel (Joaquim de Almeida), el camarero del café que frecuenta; por el Dr. Cardoso (Daniel Auteuil) o por el mismo padre Antonio (Nicolau Breyner), para acabar involucrado en la realidad política y social de su país y de la convulsa situación europea y tomando una decisión heroica que arruinará su porvenir profesional, pero que dará a su vida un nuevo sentido.


Con música de Ennio Morricone, cuya canción A Brisa Do Coração interpreta Dulce Pontes, el film es un canto a la lucha por la libertad de las personas sencillas, de la gente anónima que piensa que nada pueden hacer por sí mismos para oponerse a un régimen político que atenaza esas libertades.
Aparte de la historia y el mensaje, a Pereira, la película, la sostiene por encima de todo Marcello Mastroianni en el que sería su último papel. El gran Marcello no interpreta, al menos eso es lo que parece al espectador, porque el actor italiano consigue convencernos de que él es Pereira. La película es una magnífica adaptación de la novela de Tabucchi y merece la pena verla por ella misma, pero sobre todo, por disfrutar de Mastroianni y su impresionante interpretación.




viernes, 17 de febrero de 2017

RETRATO DE UNA DAMA

La norteamericana Isabel Archer (Nicole Kidman), llega a Grandecourt, una hermosa casa inglesa propiedad de su acaudalada tía. Allí conocerá a su tío, que la impresionará notablemente, y a su primo Ralph (Martin Donovan), enfermo de gravedad.
Isabel es una joven inusual, con una inteligencia y una personalidad llamativas, que atraerán a hombres tan diferentes como Lord Warbuton (Richard E. Grant), el norteamericano Caspar Goodwood (Viggo Mortensen) o el que será su marido, Gilbert Ormond (John Malkovich). Pero también a mujeres, como su moderna amiga, la periodista Henrietta Stackpole (Mary-Louise Parker), o la intrigante madame Merle (Barbara Hershey). A pesar del profundo deseo de independencia, iremos viendo cómo este círculo de personajes comienza a tejer sus hilos alrededor de ella. No todos lo hacen con intención de manipularla, pero lo cierto es que Isabel será manipulada.
A medida que avanza la narración, la revelación de que ha perdido su libertad se hace cada vez más nítida para la protagonista, como decimos, una mujer inusual, en una sociedad profundamente convencional y sometida a una rígida estructura de conveniencias.


Con una ambientación muy lograda y llamativos escenarios tanto interiores como exteriores, el film cuenta con una fotografía detallista en tonos oscuros, quizá para remarcar ese ambiente que predomina en la vida de la protagonista desde su casamiento.
Basada en una novela homónima de Henry James, como en otras obras del autor norteamericano, se muestra una especie de candidez en los personajes venidos del Nuevo Mundo frente a los europeos, presas de una suerte de actitud maliciosa. El caso es que a la protagonista, primero se la pinta como una mujer inteligente e independiente, que no quiere ser un borrego más del rebaño, en sus propias palabras, cuando le hablan de matrimonio. Es pretendida por hombres ricos, de buena posición social y sumamente delicados con ella, a todos los rechaza para ir a caer en brazos de un vividor, pagado de sí mismo, despectivo con el prójimo, engreído y maltratador. Increíble, si no fuera porque en la vida real todos conocemos casos inexplicables de estas características.
Otra constante de la literatura de James queda patente en el film, su fascinación por Europa en general y por Gran Bretaña e Italia en particular, países estos dos, donde se rodó.


Con un reparto de verdadero renombre, se trata de una producción con grandes medios que, sin embargo, a mí me parece bastante irregular en sus resultados, empezando porque se hace demasiado larga, con pasajes que apenas aportan nada a la narración. Con mucho cuidado en los detalles y algunas escenas fastuosas, como las del baile, resulta una película agradable de ver, aunque algo tediosa.




jueves, 16 de febrero de 2017

SENTIDO Y SENSIBILIDAD

Al enfrentarse a la lectura de esta, como de algunas otras obras de la universal escritora británica, lo hacemos a un libro de calidad literaria innegable, pero que, al tiempo, nos habla de una época pasada que nada tiene que ver con la nuestra si no es en el sentido del precedente lógico y natural a los tiempos que vivimos.
En esta novela encontramos un sentido moralizante que, en muchos aspectos, no se corresponde con los parámetros de nuestra sociedad, por ello hay que hacer un cierto esfuerzo de adaptación a las concepciones y situación del momento para poder conciliar con nuestro modo de pensar y obrar, el sentimiento y la conducta que regían en aquella sociedad en la que lo más importante para una mujer era encontrar un buen partido que la permitiera vivir con cierto desahogo y si además el amor estaba presente, mejor, pero si no era así, pues había que apechar con las consecuencias y confiar en que, cuando menos, hubiera respeto entre las partes.
Estamos en una época de transición en la que las mujeres empiezan a demandar, con moderación absoluta, eso sí, avances en su condición y, aunque la igualdad queda lejos, comienzan a verse los primeros síntomas que indican por dónde van a ir los tiros en las siguientes generaciones.
La historia plantea el drama que rodea el amor que sienten dos jóvenes y retrata la vida social que las rodea, asentada en la codicia. Elinor es capaz de sobrellevar con entereza los golpes de la vida porque se apoya en el humor y la inteligencia frente a una madre y hermanas que se sustentan de una visión romántica llevada al extremo, y Marianne, sólo sana de su profunda herida, cuando es capaz de entender su experiencia con la misma ironía y humor que nos hace crecer en sabiduría.
Muy importante, como en todas las novelas de la autora, la presencia de la naturaleza que, en este caso, sirve para contraponer la manera de ser de unos personajes y otros, enfrentándola con la vida y la sociedad londinense.
Con un buen ritmo narrativo, quienes disfrutan de las historias agridulces, lo harán con esta novela y los sentimientos a que se tienen que enfrentar la hermanas Dashwood.



miércoles, 15 de febrero de 2017

TU NOMBRE ENVENENA MIS SUEÑOS

Ángel Barciela (Carmelo Gómez), Catedrático de Matemáticas de Instituto, y Francisco Valduque (Ángel de Andrés López), inspector de policía, se reencuentran tras varios años, en el entierro del ingeniero Buendía (Miguel Palenzuela). Allí ambos esperan volver a ver a Julia (Emma Suárez), la hija del fallecido y una de las implicadas en la investigación.
La historia está narrada desde un presente, ubicado en los años cincuenta, que mira al pasado en forma de un largo flash-back hasta el momento en que ocurrieron los luctuosos hechos que en él se relatan. Se trata de una intriga situada en los tiempos de la Guerra Civil española, y de su relación con Julia, una joven perteneciente a una adinerada familia madrileña con sus miembros divididos por causa del conflicto bélico.
Estamos ante una historia no demasiado creíble y que falla desde la misma novela, de Joaquín Leguina, en que se basa el guión.
Está bien ambientada y es claro que los actores tienen suficiente solvencia para sacar adelante la narración, pero quizá todo resulta un poco artificioso, tanto la parte de intriga, que desde el comienzo nos hurta prácticamente todo suspense posible, hasta la historia romántica que mantienen los dos protagonistas que carece de originalidad. Si a ello añadimos que parece que cuando no saben resolver bien una situación, sencillamente saltan a otra cosa, el resultado queda bastante deslucido.


A mi me parece que el relato de los hechos acontecidos en el Madrid de la Guerra Civil, es algo sectario, nos encontramos a unos comunistas que se matan entre ellos, a unos falangistas que actúan como terroristas y, sin embargo, se cita a D. Indalecio Prieto (socialista, por supuesto), como un ministro que protege a la gente que está en peligro. En fin, ya sabe el lector avisado a qué partido pertenece Joaquín Leguina, al mismo al que pertenecía Pilar Miró.
Pero cuestiones de este tipo aparte, el film, cuya idea es interesante, se pierde por momentos, se recrea en escenas que, plásticamente resultan muy bonitas (los bailes), otras no tanto (los escarceos amorosos, que dan a entender que la protagonista se acuesta con todo bicho viviente), que se alargan y hacen perder toda la tensión de la posible intriga.
Entretenida por momentos, pesada en otros y un tanto embarullada en todos, está muy bien ambientada y cuenta con una llamativa banda sonora que incluye canciones y temas musicales de la época.




martes, 14 de febrero de 2017

LOS OJOS AMARILLOS DE LOS COCODRILOS

La historia se construye alrededor de una mentira. Iris, de cuarenta años, lleva una vida lujosa, pero aburrida. Durante una cena donde se encuentra con un famoso editor, según ella, para impresionarle e impresionar a los demás, le dice que está escribiendo un libro. Cae en su propia trampa, pues no ha escrito una línea jamás, pero el editor la anima a que acabe el libro diciéndole que será todo un éxito. Iris le pide a su hermana Josephine, brillante investigadora, especialista en la Edad Media, que salve su vida del desastre escribiendo para ella. Para cada una, el resultado será el que esperaban, el reconocimiento para Iris y el éxito financiero y emocional para su hermana.
Sensaciones contradictorias las que me ha producido esta novela de buenos y malos o más bien de gente que nos cae bien y otra que nos cae mal, en la que los malos reciben su castigo y los buenos triunfan, así que adelanto que a quienes les agradan las historias complacientes les gustará.
El planteamiento es interesante, con una mujer que se queda sola y ha de luchar contra viento y marea para sacar adelante a sus hijas. Creo es sobre todo una novela de mujeres, ambiciosas casi todas, dispuestas a abrirse camino con sus armas de seducción en un mundo de hombres y, por otro lado, Josephine, que es distinta, dispuesta a todo por educar a sus hijas, luchando constantemente contra las dificultades que le plantea Hortense (la mayor de ellas) y con un pasado en el que hay algo que la atormenta y que tiene que ver con su astuta y despiadada madre. Josephine es un dechado de virtudes, carente de malicia y que aguanta todo lo que la vida le echa encima.
Algunos pasajes resultan un tanto forzados, creo que por momentos la autora peca de exagerada a la hora de ofrecer argumentos que hagan atractivo el libro que, por mor de algunas de estas cosas, toma carácter de culebrón televisivo. Sin embargo, otras de las subtramas, están bastante bien conseguidas, como la del padrastro de Iris y Josephine, Marcel, que es incluso divertida.
He de confesar que el libro atrapa, aunque uno intuye lo que va a ocurrir, esperando siempre algún giro que nos sorprenda, pero al final la autora toma el camino de lo amable y complaciente. Escrita con buen ritmo, sin muchas sorpresas, se lee muy bien, aunque queda esa sensación de literatura efectiva y ligera.



lunes, 13 de febrero de 2017

TRAINSPOTTING

Un grupo de jóvenes desesperadamente realistas, a los que ni se les ocurre pensar en el futuro porque saben que nada o casi nada va a cambiar, habitantes del otro Edimburgo, el que no aparece en los famosos festivales, capital europea del sida y paraíso de la desocupación, la miseria y la prostitución, embarcados en una peripecia vital cuyo combustible es la droga, «el elixir que les da la vida, y se la quita».
Usan el lenguaje de la calle, áspero, vigoroso y colorido, y entre pico y pico, entre borracheras y fútbol, sexo y rock and roll, la negra picaresca, la épica astrosa de los que nacieron en el lado duro de la vida, de los que no tienen otra salida que escapar, o amortiguar el dolor de existir con lo primero que caiga en sus manos.
Un relato triste, pero también de un ingenio perverso, nos conduce en una gira infernal por los guetos psíquicos donde se refugian los drogotas, los borrachos, los desesperados y los perdedores…
Estamos ante unos adictos torpes y ladrones que tienen pocos escrúpulos morales a la hora de engañar a sus amigos, pero el quid de la historia gira en torno a sus relaciones entre sí y la manera extrañamente convincente en que mantienen estos vínculos.


El guión se basa en una novela del mismo título de Irvine Welsh.
El título hace referencia a un pasaje del libro en el que Begbie (Robert Carlyle) y Renton (Ewan McGregor) conocen a un borracho en una estación de ferrocarril abandonada. Begbie y Renton usan la estación para hacer sus necesidades y el borracho les pregunta, intentando hacer un chiste, si están haciendo "Trainspotting". El término anglosajón trainspotting se utiliza para referirse a la afición relativamente popular en Reino Unido de observar el ferrocarril. Este pasaje no aparece en la película, por lo que el título se hace difícil de entender, ya que no viene a cuento con lo que vemos.
El libro fue todo un éxito en su momento y rápidamente fue adaptado al teatro.


El film cuenta con unas convincentes actuaciones y una fotografía colorista que subraya algunos de los pasajes alucinantes de la película. De las cosas más celebradas, es su banda sonora que entremezcla perfectamente la música rock con el brit pop, la electrónica e incluso el trance. Aparecen temas de muchos grandes de la música contemporánea, desde Iggy Pop, que se escucha en la vertiginosa secuencia inicial, hasta Underworld, pasando por Brian Eno, Lou Reed, David Bowie y otros cuantos nombre míticos.
A lo largo de la película podemos encontrar referencias explícitas a La naranja mecánica y una muy curiosa en la que se ve a los cuatro protagonistas remedando a los Beatles en la famosa foto de portada de uno de sus discos en que cruzan Abbey Road por un paso de peatones.


Trainspotting es quizá el mejor acercamiento que se ha hecho sobre el mundo de la adicción a la heroína y lo que le rodea desde una perspectiva realista, sin plantear mensajes morales y dejando que sea el propio espectador quien extraiga consecuencias después de observar a estos tipos nada edificantes, pero bastante normales, en el sentido de que son la gente con la que nos prodríamos cruzar en cualquiera de las calles de nuestra ciudad, personajes verosímiles sumidos en este mundo en que lo onírico y lo real se dan la mano en este particular descenso a los infiernos, del que la magnífica escena del retrete ("bienvenidos al WC más asqueroso de Escocia") es una maravillosa y conseguida representación.




viernes, 10 de febrero de 2017

TERRITORIO COMANCHE

Laura Riera (Cecilia Dopazo), una joven periodista de éxito, viaja a Sarajevo durante el cerco al que se vio sometida la ciudad en la guerra de Bosnia. Allí conoce a Mikel Uriarte (Imanol Arias), un reportero experimentado y a José (Carmelo Gómez), su cámara, que a través de su obsesión por grabar la voladura de un puente, trata de superar la dureza del día a día en una ciudad devastada por la guerra. El contacto con las víctimas, los encuentros con los reporteros de diversas nacionalidades que cubren el conflicto, los enfrentamientos con Mikel y José, que no están de acuerdo con el enfoque oportunista que da a la información, llevan a Laura a un viaje interior paralelo a su recorrido diario por las calles de Sarajevo, en pleno territorio comanche, la forma en que los reporteros llaman a la zona más peligrosa en la que muy pocos se atreven a entrar. Laura compartirá con Jadranka (Mirta Zecevic), la intérprete croata, y dos periodistas, Helga (Natasa Lusetic), una curtida fotógrafa alemana, y Manuel (Gastón Pauls), inexperto reportero argentino y otros compañeros de profesión, unos días que marcarán su futuro para siempre.
El film adapta una novela de Arturo Pérez-Reverte, que participó en la misma activamente y figura como coautor el guión.


El film crea una historia nueva con respecto a la novela, pues aunque es cierto que conserva buena parte de la esencia y los personajes de la misma, hay algunos aspectos importantes que tienen distinto tratamiento. El libro de Pérez-Reverte, al parecer le sirvió para salvar alguna cuenta pendiente con TVE (que en el film pasa a ser un ficticio Canal 4) y por él desfilan algunos corresponsales españoles de todos conocidos, que aquí desaparecen, al menos no se mencionan con sus nombres como en la novela.
La película está magníficamente ambientada y en ciertos momentos logra transmitir ese choque de sentimientos que viven los periodistas debatiéndose entre la importancia de la noticia y cierto ego profesional y los desastres y dramas humanos de los que están siendo testigos e incluso partícipes, lo que crea no pocos conflictos entre ellos y consigo mismos. Como dice uno de los personajes: "aquí nadie tiene la conciencia tranquila".
Quizá algunas secuencias no logran la suficiente fuerza dramática por lo artificioso de su desarrollo, pero en otras sí que logra transmitir ese desasosiego que se viven los protagonistas.
Interesante y con valor como documento del drama balcánico, pero pierde algo de fuerza con respecto a la novela original.




jueves, 9 de febrero de 2017

GUERREROS

Durante la guerra que desangró y desmembró la antigua Yugoslavia, el Ejército español participa en una misión internacional que se establece en la zona fronteriza entre Serbia y Kosovo.
Un pelotón de zapadores se apresta para reparar una estación de transformación eléctrica que ha sido saboteada y que ha dejado sin energía eléctrica a una población que se asienta en lo que otrora fuera un idílico valle.
Junto a un grupo de soldados franceses, los españoles se dirigen a la zona de exclusión, conocida como "territorio de sombra", donde los paramilitares de los señores de la guerra locales, imponen su ley. En su desplazamiento se ven detenidos en un control de uno de estos grupos irregulares y se establece una tensa negociación entre el oficial francés al mando y los paramilitares que acaba en un sangriento tiroteo en el que los soldados franceses perecen (excepto uno) y los españoles van a parar a un río de rápida corriente cuando están a bordo de su vehículo blindado que amenaza con hundirse con todos ellos en el interior. Salen como pueden, rodeados de fuego hostil y cuando consiguen reunirse aguas abajo, comienzan a ser conscientes de que no saben muy bien dónde se encuentran exactamente y tienen dudas de que el resto del contingente internacional lo sepa y pueda venir en su rescate.


Actores jóvenes, unos medios que no están nada mal para lo que es el cine español y una idea inicial que promete. Sin embargo la cosa nunca acaba de funcionar, como si el guión se moviera en una deriva de no saber muy bien para dónde tirar, si hacia el lado épico o hacia la justificación pretendidamente antibelicista del film.
Esta indefinición, junto a unos diálogos pobres, cuando no irreales y una muy mejorable definición de muchos de los personajes y de los acontecimientos (nunca llegamos a distinguir con cierta claridad a los albanokosovares de los serbios) juegan en contra del desarrollo del film.
En cuanto a algunas escenas que han sido criticadas por cómo están planteadas, decir que por más surrealista que nos pueda resultar, situaciones de tanta ineptitud o más, se dan en la vida real de estas misiones, aunque es cierto que hay cosas que chirrían un poco más de la cuenta y que son incluso absurdas por no decir que siente uno un poco de vergüenza ajena al asistir a la manera en que son narradas.


El film pretende centrarse en un mensaje representado sobre todo por el soldado Vidal (Eloy Azorín), un tipo idealista que está convencido de que se halla dentro de una misión humanitaria y está dispuesto a ayudar a los civiles del lugar, hasta que, por la fuerza de los acontecimientos, acaba convertido en una despiadada máquina de matar.
En lo positivo, el esfuerzo por afrontar un género con tan poca tradición en el cine español (salvo como descarado intento de enaltecimiento de determinada situación política), aunque es penoso que en su momento, en la propaganda y las declaraciones de los intervinientes en el film, no hacían más que repetir que no era una película bélica. Tanta disculpa me da mala espina.
También la manera pudorosa con la que Calpasoro nos hace llegar la violación de la soldado Balbuena (Carla Pérez), mediante una elegante elipsis a la que la intérprete aporta su buen hacer gestual, demostrando que para transmitir el drama de una situación, no hace falta regodearse en ella.
Lograda fotografía de Josep M. Civit, unos muy logrados efectos especiales y una banda sonora compuesta por el grupo de pop electrónico español NajwaJean, para este film que tiene algunas buenas escenas alternadas con otras que dejan qué desear y le quedan a uno con la impresión de que pudieron haber sacado mucho más jugo a la idea de haber trabajado un poco más el guión.
Un film entretenido, pero que te deja un sabor final de cierta confusión.




miércoles, 8 de febrero de 2017

CALABUCH

Cansado de trabajar en la construcción de bombas atómicas y alarmado ante el alcance destructor de su descubrimiento, un científico norteamericano de prestigio internacional huye de su país y se refugia en el anonimato de un apacible pueblo de la costa mediterránea llamado Calabuch. Una vez allí, el profesor es confundido con un cómplice de un contrabandista, siendo detenido y encerrado en un calabozo.Sin pretenderlo, el científico, que es tomado por un vagabundo, bondadoso e indocumentado llamado Jorge Serra Hamilton (Edmund Gwenn), se va integrando totalmente en la vida de Calabuch. Traba amistad con sus peculiares habitantes, les ayuda a resolver sus problemas y participa en todo tipo de actividades. Así, proyecta las películas en el viejo cinematógrafo, ayuda a la maestra en el pequeño colegio y, llegadas las fiestas patronales, termina haciendo aquello que mejor sabe, construir cohetes y fuegos artificiales que se elevan hasta alturas nunca alcanzadas en la comarca. Son precisamente estos cohetes los que alertan a las autoridades internacionales sobre la localización del científico. Cuando la flota norteamericana acude al lugar en su busca, todos los habitantes del pueblo, desde la maestra al párroco, pasando por el cabo de la carabineros y el contrabandista, se solidarizan para impedir el rescate. Sin embargo, Jorge sabe que es inútil oponerse y decide finalmente marcharse por su propia voluntad, sin ofrecer resistencia y consciente de que se ha ganado la amistad y el cariño de todo Calabuch.


Berlanga puede contar en esta coproducción hispano-italiana, con actores internacionales, gracias al prestigio que va ganando fuera nuestro cine. Bardem gana premios en festivales internacionales y las películas de Berlanga interesan fuera de nuestras fronteras, lo que permite al cine español ir saliendo del anquilosamiento en que lo había sumido el franquismo.


Berlanga sortea como buenamente puede los problemas con la censura para ir metiendo pequeñas críticas sociales, en un clima nada propicio, en el que los censores examinan con lupa cada centímetro de metraje. Con esa influencia negativa, la productora opta por alterar el título de la película y en lugar de Calabuig, titula el film "Calabuch", para que suene menos a catalán-valenciano en el resto de España, sin reparar en que el título originalmente pensado, suena "Calabuc" cuando se pronuncia en el idioma levantino.


Con mucho humor (que Berlanga se atribuye a sí mismo) y una buena dosis de sentimentalismo que, según el realizador se debe a la mano de Ennio Flaiano, otro de los coguionistas, en esta ocasión la crítica irónica sobre aspectos de la sociedad del momento, toma un aspecto más amable y menos ácido que en otros films de Berlanga.
Con el paso del tiempo, el film ha cobrado un importante valor documental, pues está rodado en Peñíscola, poco antes de que el desarrollismo y la especulación turística y urbanística convirtieran el maravilloso pueblo levantino en lo que hoy conocemos.


Partidario de mostrar la incomunicación en que vive nuestra sociedad a través de esos diálogos multitudinarios en que todos hablan al tiempo sin escuchar a los demás, Berlanga nos ofrece uno cuantos pasajes de estos diálogos tumultuosos y algunas secuencias realmente geniales (esa especie de capea en la playa; la de Jorge interpretando al armonium "Oh! Susanna" en plena celebración religiosa en el templo; o el cabo ordenando numerarse y quienes hacen de soldados romanos, que le responden que no saben hacerlo en la numeración romana...).
Calabuch es un sueño, una especie de Brigadoom, con algo del pueblo que José Luis Cuerda retrató en Amanece que no es poco, lugares imposibles fuera de lo imaginario. En Calabuch no hay maldad y cada uno es feliz haciendo lo que más le gusta. Se ha criticado este buenismo que expone Berlanga en su película, aduciendo que la España del momento no era así y mucho menos sus pueblos y sus gentes sumidos en un ambiente que nada asemejaba con el que aquí se nos pinta. Sin embargo, tras este tono aparentemente amable, subyace una crítica bastante más amarga de lo que las situaciones alegres, incluso divertidas, pueden aparentar y el mensaje final no deja de ser desalentador.




martes, 7 de febrero de 2017

MIGUEL HERNÁNDEZ Y RAFAEL ALBERTI, DOS POETAS ENFRENTADOS

Amigos, intelectuales de la misma generación literaria y miembros del Partido Comunista (en el que Miguel Hernández entró de la mano de Rafael Alberti y de su mujer, María Teresa León), la relación entre los dos poetas se fue agriando a lo largo de la Guerra Civil hasta el punto de que, más allá de pasar temporadas sin dirigirse la palabra, el gaditano dejó fuera a Miguel de la lista que, en los estertores de la contienda y con los peores augurios para el bando que ya se perfilaba como perdedor, confeccionaron él y su mujer para solicitar asilo en la Embajada de Chile. Tampoco el matrimonio Alberti-León le invitó a acompañarles en el vehículo que recogió a la pareja en Madrid para trasladarles hasta Monóvar, última sede del Gobierno de la República.
Miguel Hernández fue proclamado «poeta del pueblo» mientras Alberti era abucheado por unos milicianos en la sierra de Madrid, y la distinta procedencia social de cada uno (el cabrero frente al burgués) ahondaron en un distanciamiento que estalló en febrero de 1939. Fue en la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid, en el Palacio de los marqueses del Heredia-Spínola (incautado para servir de base a los artistas que apoyaban la República). Miguel llegaba del frente en la sierra madrileña y vio los restos de la comilona que Rafael y sus amigotes acababan de meterse para el cuerpo. Ni siquiera se sentó. Se dirigió a un encerado, tomó una tiza y escribió: «Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta». La única mujer presente era María Teresa León que se acercó corriendo y le arreó un puñetazo que le rompió un diente.
Juan Ramón Jiménez, conocido por no tener pelos en la lengua, en su libro Guerra en España no se anduvo con tibiezas al escribir, años después, que «los poetas no tenían convencimiento de lo que decían. Eran señoritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El único poeta, joven entonces, que peleó y escribió en el campo y en la cárcel, fue Miguel Hernández...».



lunes, 6 de febrero de 2017

ROMEO Y JULIETA

Montesco y Capuleto, dos familias de Verona que viven enfrentadas, protagonizan una pelea callejera, ante la que el Príncipe (Vondie Curtis-Hall) reacciona anunciando que cualquier disputa que se produzca en parecidos términos, será castigada de manera contundente.
El conde Paris (Paul Rudd) anuncia su intención de casarse con Julieta (Claire Danes), de la familia de los Capuleto, que tan solo cuenta trece años, el anunció se hará en el fastuoso baile que todos los años organizan los Capuleto. Al baile asistirá, entre otros, Romeo (Leonardo DiCaprio), de la familia de los Montesco. Allí las miradas de Julieta y Romeo se cruzan y ambos quedarán perdidamente enamorados.
Ambos jóvenes buscan el apoyo de de fray Laurence (Pete Postlethwaite), que anhela una reconciliación entre las dos familias y accede a casarles en secreto.
Tybalt (John Leguizamo), primo de Julieta, desafía a Romeo al descubrir que este se coló en la fiesta sin estar invitado, pero Romeo no acepta el reto, aunque al no poder aclarar que es por su nueva situación respecto a los Capuleto, pasa por cobarde y será Mercutio (Harold Perrineau), avergonzado por la actitud de Romeo, quien pelee en su lugar hasta caer mal herido en la disputa. Ante la tragedia, Romeo se obceca y mata a Tybalt.
El dolor por la muerte de su primo, se agrava en Julieta cuando su padre hace planes para casarla con el conde Paris. Fray Laurence aconseja a Julieta que tome una droga que la dejará en estado cataléptico durante un par de días, pero para que no se sobresalte, Romeo, que ha huido a Mantua, deberá ser informado del plan por un mensajero que no consigue entregarle la carta que le ha escrito el fraile.


Peculiar adaptación del inmortal clásico de William Shakespeare. La acción se traslada a la época actual en una Verona mitad onírica y mitad fantástica.


Arriesgada y original apuesta la de Baz Luhrmann que consigue uno de esos films en los que no hay medias tintas, o lo admiras o te parece un sacrilegio.
Envuelto en un ambiente de bandas rivales (al estilo de West side story), con lejanos tintes musicales que vienen más de la estética y una especie de puesta en escena coreografiada, que de la propia música en sí, sin embargo los diálogos respetan en buena medida el texto de Shakespeare y, en la versión original, los actores declaman siguiendo el ritmo del pentámetro yámbico.


Buenas actuaciones de los dos protagonistas principales, bien secundados por el coro de actores que les rodea en una película que tiene algo de rompedor y mucho de arriesgado y que consigue, con una estética deliberadamente recargada y tras un arranque que, a mi modo de ver, repele un poco por lo excesivo, acabar arrastrando al espectador a medida que la película se va sosegando, sin perder por ello el ritmo vivo general que se ralentiza hábilmente para remarcar los momentos cruciales.
Entiendo a aquellos que no les guste, pero a mí me convenció.