martes, 18 de abril de 2017

EL MONARCA DE LAS SOMBRAS

Javier Cercas escribe la novela que siempre tuvo en mente y que había pensado durante mucho tiempo que nunca escribiría.
Reconstruyendo la vida de su pariente Manuel Mena, en parte real, en parte imaginada, dado que hay pasajes de ella que son imposibles de conocer por el tiempo transcurrido, Cercas reflexiona sobre la Guerra Civil española, los motivos de la contienda y lo que pudo empujar a algunas personas a militar en uno u otro bando.
Manuel Mena era un joven, casi un niño, cuando pasó a engrosar las filas del ejército de Franco recién estallado el conflicto bélico, sólo dos años después perdía la vida en la Batalla del Ebro. La muerte de aquel joven alférez provisional en acto de guerra, le convirtió en una especie de héroe en el entorno familiar de Cercas, pero el escritor pretende buscar qué hay tras el mito, cuál era la realidad de la persona debajo de la mitificación de la que se ve orlada su figura.
En realidad, ya digo que la figura de Mena es una disculpa para espantar los fantasmas del propio autor, avergonzado del pasado franquista de su familia e intrigado, a la vez que deseoso de comprender por qué gentes sencillas del lugar donde nació, Ibahernando, un pueblo cercano a Trujillo, como ocurrió en otros tantos lugares de España, se fueron a la guerra enrolados en lo que para él era el bando equivocado, porque Cercas defiende que aquella gente, pequeños propietarios o jornaleros sin tierra, debieron ser republicanos y que era en la República en quien debían tener depositadas las esperanzas de salir de su situación de postración, atraso e incluso cierta miseria.
Una de las conclusiones a las que llega es que aquella gente, que no eran precisamente ricos, incluso en algunos casos directamente pobres, eran a un tiempo lo que se conoce como gente de orden, espantados ante los acontecimientos que, o bien habían presenciado, o bien habían llegado a sus oídos, sobre desmanes en forma de huelgas, destrucción de maquinaria en las dehesas, incluso represalias contra algunos de los pequeños propietarios agrícolas, y se vieron impelidos a alinearse en el bando de los golpistas.
El libro de Cercas, en el que expresa conclusiones personales, pero argumentadas, ha servido la controversia, alimentada desde ciertos sectores intransigentes de la progresía de izquierdas que se posiciona directamente contra el enfoque que da el autor. Para algunos, este libro, al menos tal cual está, nunca se debió escribir, porque entienden que da cierta imagen de normalidad al bando nacional. Mi particular opinión es que Cercas, lo que trata es de llegar a comprender, simplemente, y las conclusiones a las que llega pueden ser criticables, pero son personales, como ya he dicho y creo que en el libro, la idea que queda expuesta, es que las cosas raramente son blancas o negras, que unos mataron y otros también, que unos y otros tenían sus razones (Cercas deja bien claro con quién está y que lo de Franco fue un golpe contra un gobierno democrático) y que en ambos bandos se cometieron tropelías sin cuento.
Que a él le hubiera gustado que fuera de otra forma, que nadie hubiera levantado la mano contra la República, queda bien sentado, simplemente trata de entender algo de lo que pasó y reflexionar sobre ello, porque lo que está también claro es que hubo mucha gente que apoyó a los militares rebeldes y muchos de ellos lo hicieron sin recibir nada a cambio, pero siguieron siendo franquistas por convencimiento de que aquel era su bando.
De cualquier manera, a quienes ahora, con la ventaja que da la perspectiva histórica, juzgan a quienes protagonizaron aquella etapa de la historia reciente de España (y no me refiero a los protagonistas de primera fila), habría que recordarles que, pese a lo que les cuenten y a la realidad que les quieran hacer ver, en España, fuera por convicción, fuera por conformismo, la mayoría de la gente estaba instalada en una cómoda posición de laissez faire y que muchos de ellos, muchas de aquellas familias, en Galicia, en Castilla, en Extremadura, pero también en Madrid, en Cataluña, o en el País Vasco, tenían entre sus miembros personas que habían estado con Franco, aunque fuera por omisión, bien que fuera verdad lo que dice el autor sobre su tío abuelo, que "no murió por la patria, sino por una panda de hijos de puta que envenenaba cerebros".
Pero repito, eso lo vemos (quien lo vea así, claro) ahora, pero entonces...
De cualquier modo, el libro de Cercas se lee con agrado, está bien escrito, sus protagonistas son personas reales, perfectamente reconocibles y resulta dinámico, ameno y con pasajes en los que no falta la acción y el humor.




2 comentarios:

  1. Muy interesantes reflexiones las que haces sobre el libro de Cercas y que viene a demostrar que a estas alturas aún se ignora por muchos lo que ocurrió de verdad. Porque no siendo yo franquista ahora ni nunca, me hubiera alneado en aquel entonces con los sublevados porque la República estaba bajo el dominio de unos comunistas y socialistas que pretendian instaurar un régimen totalitario comunista, al gusto de Tío Josif.

    En los pueblos de España las gentes trabajadoras no gustan de que se quemen ig lesias y se asesine a curas, como tampoco gustan los militarotes y los ultras tipo falangistas.

    Aquella España estaba condenada a ser una DICTADURA, bien de stalinistas o bien de ultra-conservadores y poderosos terratenientes.

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    1. Hubo muchas personas desengañadas con todo aquello y otras muchas que se vieron empujadas a tomar partido por miedo a lo que veían venir.
      Recuerdo a alguien muy cercano, un joven cuando empezó la guerra, como el protagonista del libro, que se fue voluntario al frente y cuando un ricachón del pueblo le preguntó que por qué se iba a la guerra, si el no tenía mucha hacienda que defender, le contestó: Para defender a estas, señalando a su madre, viuda, y a su hermana, soltera. Porque estaba convencido de que a su madre, mujer muy religiosa, se le iría la vida si le quitaban la religión y de su hermana, no estaba muy seguro de que no le ocurriera cualquier deshonra.

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