jueves, 18 de enero de 2018

FE DE ETARRAS

'Fe de etarras' comienza en Bayona en 1998. Cuando un pequeño comando, liderado por Artexte (Ramón Barea) se ve acorralado por la policía. Un miembro del mismo, Martín (Javier Cámara) huye. Años después, en 2010, este quiere redimirse montando un atentado en una pequeña ciudad de provincias y para ello contará con un comando formado por una pareja, encarnada por Alex (Gorka Otxoa) y Ainara (Miren Ibarguren) y "Pernando" (Julián López), un manchego entusiasmado con "la causa vasca".
Así nos encontramos a los cuatro terroristas conviviendo mientras esperan la llamada para comenzar la misión que, en una época en la que se estaba negociando el alto el fuego, volvería a poner en primera línea a la banda armada. Además, será la celebración del Mundial de fútbol en Sudáfrica 2010, lo que sirva de hilo conductor y temporal para la historia.
El veterano Martín está empeñado en demostrar que no es un cobarde; la pareja, mientras tanto, se da cuenta de que su compromiso depende de la continuidad de la banda terrorista y el manchego se cree que entrar en el comando le hará sentir como si fuera Chuck Norris. Sus miserias irán saliendo a la luz mientras en las calles el país entero está de celebración, para mayor frustración del grupo.


El tándem Borja Cobeaga-Diego San José (Ocho apellidos vascos), vuelve a la carga con un proyecto que ha estado unos cuantos años durmiendo el sueño de los justos, porque nadie se atrevía a financiar una película que se reía de los terroristas, hay mucho pudor alrededor del tema y no se quiere ofender a nadie. Hasta que Netflix llegó al rescate y adelantó la pasta para poner en marcha la película. Desde los primeros borradores, el proyecto ha evolucionado mucho (al principio, la premisa era que uno de los miembros del comando era elegido para presidir la comunidad de vecinos en la que estaba su piso franco) y empezaba a dar la sensación de que nunca se haría.
La polémica no ha dejado de lado a la película, pero mira por dónde, la principal crítica ha venido por el cartel que la anunciaba en el Festival de San Sebastián. La campaña publicitaria fue denunciada por una asociación de guardias civiles y admitida a trámite por la fiscalía. Aunque en mi opinión, cuando ves la película, te das cuenta de que no hay para tanto. Se puede acusar al film de muchas cosas (ya saben lo de los gustos), incluso de que no se acuerde de las víctimas, pero para nada de que las ofenda y, por supuesto, nada de apología del terrorismo cuando a lo que se dedica principalmente es a demostrar lo ridículos que resultan estos tipos a los que se presenta poco menos que como un grupo de papanatas.
Al final, ambos (Cobeaga y San José), están hechos a lidiar con estas cosas, acostumbrados a rodar en el País Vasco entre las miradas y el desaire de la gente que no está conforme con lo que hacen.


La película no es desternillante, sino más bien de esas que vas viendo con la media sonrisa durante todo su desarrollo, lo que no quita para que se escape alguna carcajada.
Se la acusa, entre otras cosas de echar mano de tópicos y de ese humor teñido de folclorismo, pero yo me pregunto si, una vez más, la realidad no viene a demostrar que supera cualquier ficción tras lo que hemos contemplado últimamente con el llamado conflicto catalán: Los policías a bordo del torpedero Piolín (sí, ya se que era un ferry), el ínclito president ejerciendo de cretino en Bruselas, la izquierda independentista haciéndole el caldo gordo a la derechona nacionalista... Si es que al final nos sale la vena carpetovetónica y somos más parecidos de lo que a algunos les gustaría.




7 comentarios:

  1. El título ya me gustó. Pero si a eso añadimos tu reseña ¡Me gusta aun más! Es más, me parece que con esto de las comunidades "independentistas" fue el momento oportuno para rodar algo como esto. Pendiente en mi agenda. Ah...por cierto, vi NOMBRES VASCOS y me pareció aleccionadora y por lo que dices, esta puede ser mejor.
    ¡Saludos de un venezolano!

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    1. Con "Ocho apellidos vascos", a veces se le escapaban a uno las carcajadas, al menos aquí en España, esta otra tiene un humor más comedido.

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  2. Se me olvidó decirte que te escribo desde
    www.tigrero-literario.blogspot.com

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  3. No tenía ni idea de qué iba esa peli pero ya veo que resulta hasta gratificante porque es una burla camuflada de los etarras.
    Somos un país de chistosos pero sin sentido del humor. Por eso saltan enseguida los que se consideran "ofendidos", como sucede también con que si ha sonado el himno nacional o no en un partido de futbol.

    Ya era hora de que se hiciera una peli en la que se vea a los etarras como unos analfabetos (su idea de la independencia era y es inducida por los curas y sin otra referencia cultural como mochila cerebral) y carentes de la mínima empatía por el prójimo.

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    1. Uno de los actores del film, creo que Julián López, decía que él no podía combatir a ETA saliendo a la calle con una pistola y liándose a tiros, que lo hacía riéndose de ellos.
      Es evidente que hay que usar los medios policiales y jurídicos contra estos tipos, pero también hay que bajarles de ese pedestal de gudaris y luchadores por la democracia y su patria vasca en que les han colocado quienes forman parte de eso que se conoce como el entorno. En este caso, Cobeaga y San José lo hacen en clave de humor y creo que lo hacen bien.

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  4. Creo que ya te lo he comentado más de una vez: el cine español me gusta todo en general, desde aquellas viejas películas con aquellos excelentes actores de hace ya más de cincuenta años, al cine moderno de ahora. Esta por supuesto también la veo interesante, por su sátira, y por la forma de enfocar el trama.

    Salud Trecce.

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